(AZprensa) Ya
no es una hipótesis, sino una realidad. Un trabajo publicado en “The Lancet”
demuestra que vivir cerca de una carretera o calle por donde haya mucho tráfico
aumenta el riesgo de demencia y no sólo por el factor psicológico sino también
por las evidencias fisiológicas.
Durante 10 años, los investigadores han estudiado a la población adulta
(de 20 a 85 años) que vive en Ontario (Canadá), en total 6,6 millones de
personas (así que la muestra es totalmente significativa), para comparar las
diferencias de salud cognitiva entre quienes vivían cerca del tráfico y quienes
no. En esta década más de 243.000 desarrollaron demencia, 31.500 enfermedad de
Parkinson y 9.250 esclerosis múltiple. Para sorpresa de todos, no hubo relación
entre vivir cerca del tráfico y padecer parkinson o esclerosis; pero en cambio
sí hubo diferencia entre vivir cerca del tráfico y padecer demencia.
Se demostró, además, que a mayor cercanía de la fuente de tráfico,
mayor riesgo de demencia, de tal forma que para quienes vivían a más de 200 metros no aumentaba el riesgo,
algo que sí ocurría con quienes vivían más cerca: un 7% más para quienes vivían
a menos de 50 metros, un 4% más para quienes vivían entre 50 y 100 metros, y un
2% más para quienes vivían entre 100 y 200 metros.
Este trabajo viene a demostrar lo que ya se sospechaba, y es que la contaminación del aire y el ruido del
tráfico pueden contribuir a la neurodegeneración, y por consiguiente vivir
cerca de una fuente constante de tráfico y ruido va asociado a una reducción de
la sustancia blanca y una disminución de la capacidad cognitiva. Aquello de “el
ruido del tráfico me vuelve loco” no es un dicho, sino una realidad.
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