(AZprensa) "La
principal diferencia que podemos detectar es que los resfriados cursan sin
producir fiebre alta, mientras que en los procesos gripales es normal la
aparición de episodios febriles, que llegan incluso a oscilar entre los 38ºC y
40ºC, y que pueden dar origen a situaciones de mayor gravedad", según
expone Eduardo González Zorzano,
del departamento Médico del laboratorio Cinfa, que ha presentado el estudio
“Percepción y hábitos de la población española en torno al resfriado y la
gripe”.
"En los meses de frío –añade- se produce un claro
aumento de estas patologías, principalmente por tres razones: porque la
capacidad defensiva de la mucosa de las vías respiratorias desciende, porque se
dan las condiciones de humedad y baja temperatura propicias para la
supervivencia de estos virus y, por último, porque pasamos más tiempo en
espacios cerrados, lo que favorece su propagación".
Si bien es cierto que las molestias propias
de este tipo de enfermedades no son graves, en muchos casos resultan tan
intensas que acaban alterando la vida diaria de quien las padece y repercuten
en su actividad laboral y social. En este sentido, los síntomas más frecuentes
son: mucosidad nasal (93,8%), nariz tapada (92,2%), estornudos (85,2%),
cansancio (81,1%) y dolor de garganta (78,7%) y de cabeza (71,5%). Sin embargo,
los más molestos e invalidantes son, principalmente, las náuseas y los vómitos,
la nariz tapada y la sinusitis.
De acuerdo con los datos del estudio, a la
hora de tratar estas enfermedades, más de la mitad de los encuestados sólo toma
algún tipo de medicamento cuando se encuentra mal (54,1%), si bien uno de cada
cuatro (24,5%) los toma por sistema siempre que se contagia. Los medicamentos
más utilizados en el caso de la gripe son el ibuprofeno (45,4%) y los
antigripales (43,4%), mientras que en el caso de los resfriados, la mayoría
recurre al paracetamol (52,9%) y un 32,5% opta por el ibuprofeno.
Llama la atención que el 18,5% del total de
los encuestados en este estudio confiese utilizar antibióticos sin la
indicación de un profesional sanitario, porque les han funcionado en otras
ocasiones o porque los tienen en casa. "Se trata de una práctica
completamente errónea, ya que los antibióticos no sirven para tratar estas
infecciones, de carácter vírico y no bacteriano", señala González Zorzano.
"Además, el hecho de utilizarlos sin indicación médica, de manera
incorrecta y con cierta frecuencia hace que nuestro organismo se haga
resistente a ellos. Como consecuencia, cuando realmente los necesitemos para
tratar alguna enfermedad, podrían no tener ningún efecto", añade.
No hay comentarios:
Publicar un comentario