(AZprensa, Editorial) Hace unos días la patronal de la
industria farmacéutica, Farmaindustria, organizó una jornada para reforzar su
compromiso con la transparencia. Según ellos, si se dispone de un Código de
Buenas Prácticas (que significa actuar de modo correcto, como si lo habitual
fuese lo contrario), y se publican los datos de aquellos profesionales u
organizaciones que reciben generosamente su dinero, fuese suficiente. Pero no
se dan cuenta que para que haya transparencia tiene que haber “buenas
prácticas” no “buenas intenciones”.
No podrá haber transparencia en la industria farmacéutica
mientras la mayoría de los laboratorios:
- No disponga de un departamento de Comunicación propio (aunque
parezca mentira, sólo algunos laboratorios disponen de él).
- Dicho departamento esté dirigido por profesionales de la
Comunicación.
- Dicho departamento cuente con la confianza de la Presidencia y
con la independencia suficiente para ejercer su función con libertad y
profesionalidad.
- El departamento de Comunicación sea quien elija los temas a
comunicar (en base a su interés periodístico) en vez de estar bajo el dictado
de Marketing (interés comercial), el yugo de los departamentos Médico y de
Registro (lenguaje técnico incomprensible para el público general), y la
represión de los abogados internos (se trata de notas de prensa no de cláusulas
de un contrato).
- Sus comunicados y notas de prensa estén escritos por los
propios periodistas del departamento y en lenguaje y estilo periodísticos,
pensando en el interés del lector (no en el interés de los directivos del
laboratorio).
- Sus comunicados y notas de prensa no tengan que pasar censura
previa del departamento de Marketing y de sus abogados internos.
- Sus directivos estén siempre disponibles para atender los
requerimientos de los periodistas.
- Sus directivos portavoces hayan recibido la formación
necesaria para hablar en público ante los medios.
- Su departamento de Comunicación actúe con la inmediatez y
claridad que requiere el mundo de la información.
- Sus páginas web dispongan de información accesible (sin
registros previos ni contraseñas) para todos: público y periodistas (a fin de
cuentas los periodistas van a hacer llegar esa información al público).
Pero, ojo, tampoco podrá haber transparencia mientras los
periodistas que den información sobre un curso, un libro o una actividad
cualquiera patrocinada, se callen el nombre del laboratorio patrocinador
pensando erróneamente que decirlo es hacerles “publicidad”. ¿Quién es entonces
el poco transparente, el laboratorio que paga esa actividad o los periodistas
que dan la información ocultando al lector el nombre del laboratorio que la ha
pagado?
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