jueves, 20 de julio de 2023

Cuando los farmacéuticos fabricaban los medicamentos

(AZprensa) Hasta hace poco más de un siglo, las farmacias contaban con un amplio catálogo de principios activos e instrumental de laboratorio puesto que el farmacéutico debía preparar él mismo la mayor parte de los remedios medicinales y necesitaba, por tanto, contar con un catálogo y stock suficiente, así como con el instrumental necesario para preparar muchos de los medicamentos que se dispensaban. Existía también una lista de precios oficiales a la que debían atenerse, así como unas bases generales para establecer el precio de aquellos preparados que no estuviesen previamente catalogados. Más adelante se bautizaría al producto final como “específico” cuando el principio o principios activos estaban claramente identificados y había sido elaborado por el propio farmacéutico. Este nombre de “específico” se legalizó años más tarde aunque con finalidad fiscal únicamente. Eran los primeros años de la industria farmacéutica, como tal “industria” en España.
 
En realidad los primeros “específicos” se importaban de otros países, principalmente Francia, y su auge dio pie a que posteriormente se fabricasen también en nuestro país. Así, por ejemplo, en el año 1885 había en España 1.400 farmacéuticos que vendían sus propios específicos y una Real Orden de junio de 1893 vino a poner orden dictaminando que tendría la consideración de “específico” todo “medicamento nacional o extranjero, designado con el nombre de los componentes y el del autor que lo ideó o confeccionó, no inscrito en la Farmacopea Oficial, o que, aun estándolo, se expide por unidades de envase (frasco, botella, caja, paquete, etc.,…) que lo contiene con etiqueta impresa o prospectos, consignando aquellos particulares usos o dosis”.
 

Así eran la Medicina y la Farmacia hace casi dos siglos…
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