Los edemas podían tener muchas localizaciones, pero daba
igual cuál o cuáles fueran dichas localizaciones ya que Quimidril era una
terapéutica específica y completa. Este producto sumaba las acciones de las
enzimas proteoliticas y de la teclorotiazida.
La asociación de un complejo proteásico y un salidiurético
sulfamidado al estado de sal potásica, permite drenar las sobrecargas hídricas
del compartimento intracelular, en los edemas inflamatorios localizados. La
tripsina y la quimotripsina, por su poder antiinflamatorio desinfiltrante,
reducen el edema y liberan el agua fija. Por su parte la teclorotiazida asegura
la eliminación del líquido liberado, sin alterar el equilibrio electrolítico
del plasma.
De esta forma, Quimidril ejercía una acción antiinflamatoria
desinfiltrante y un drenaje hídrico tisular, convirtiéndose en una terapéutica
oral de elección frente al edema local inflamatorio, bien sea en el campo de la
traumatología, la dermatología, la otorrinolaringología o la ginecología y obstetricia...
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