martes, 25 de junio de 2013

Salud para el hígado

Hay productos que por su dilatada presencia en el mercado y el hecho de ser suficientemente conocidos por los médicos, no es necesario dedicar mucho tiempo de la visita médica para su promoción; basta con hacer una breve mención y algún sencillo comentario para detectar si el médico lo conoce, lo receta y en qué o si tiene posibilidades de llegar a recetarlo. Este era el caso de Transphoril, un medicamento a base de ribonucleósidos de piridoxina, inosina y sorbitol, que estaba indicado para los trastornos hepáticos.

Síntomas como la lengua sucia, la halitosis, los vómitos, la intolerancia a las grasas, etc., pueden estar indicando que detrás de ellos se esconde una insuficiencia hepática y en tales casos este fármaco había demostrado su eficacia.

El producto se presentaba en envase de 20 ampollas bebibles, con agradable sabor, podía asociarse con cualquier otra medicación y su actividad no se veía afectada por los alimentos. Sin grandes alardes publicitarios fue durante mucho tiempo un complemento ideal de la visita médica ya que los visitadores lo presentaban en tercero o cuarto lugar de la visita, simplemente para que el médico no se olvidase de recetarlo...

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