Otros campos donde
se prescribía Dinatrofón era el de la aterosclerosis por sus propiedades
antilipídica, vasodilatadora y trófica de los endotelios vasculares. Este
original fármaco hormonal actuaba sobre los dos factores (vascular y sanguíneo)
que desencadenan y mantienen en evolución la aterosclerosis.
De igual forma
estaba indicado en la diabetes y sus complicaciones vasculares y
neurodegenerativas, haciendo disminuir la dosis de insulina o permitiendo que
pudiera ser sustituida por hipoglucemiantes orales.
Y no acababa ahí la
cosa; indicaciones como los accidentes neurovasculares, sus secuelas y
rehabilitación, el tratamiento de la senescencia, la hipoacusia senil, la
cicatrización de úlcera tórpidas o el tratamiento de la úlcera gastroduodenal,
encontraban en Dinatrofón un aliado al favorecer la reparación y la
construcción de todos los tejidos: hueso, músculo, miocardio, arterias, piel,
sistema nervioso... al mejorar el trofismo de las fibras neuro-vegetativas
locales y restablecer un riego sanguíneo eficaz.
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