Dentro
del sector farmacéutico, la biotecnología se utiliza en dos áreas
fundamentales: para apoyar el desarrollo de fármacos basados en la química
convencional, y para el descubrimiento de nuevos fármacos basados en la
biotecnología, es decir, productos biofarmacéuticos que se utilizarán como
nuevos medicamentos.
La
biotecnología sirve a la industria farmacéutica para ayudar a identificar la
causa de la enfermedad, comprender la función de los genes asociados con esa
enfermedad, y proporciona sistemas alternativos para combatir dicha enfermedad. Un
ejemplo sería un producto biofarmacéutico basado en anticuerpos para el
cáncer de colon. Según esto, se formula un enzima ligado a un anticuerpo
específico de tumor que actúa como radioguía y transporta el enzima a la localización tumoral. Una vez en el
tumor, el enzima es liberado y convierte una molécula profármaco (que se
administra aparte) en un potente compuesto destructor de células, pero sólo en
la proximidad de estas células cancerosas. Un método como este, tan altamente
preciso de atacar las células cancerosas, reduce los efectos tóxicos
secundarios asociados con muchas de las antiguas terapias.
Afortunadamente
la moderna biotecnología ofrece un alto nivel de seguridad ya que esta requiere
precisión y –evidentemente- la precisión es una parte integral de la
biotecnología. La biotecnología permite, en definitiva, el control de las
características de plantas y animales de una forma mucho más predecible y
responsable de lo que hasta ahora era posible.
Con
la legislación adecuada y el trabajo serio de las grandes compañías de
biociencia, será posible encontrar nuevas y mejores soluciones a problemas
básicos como son la lucha contra la enfermedad, la producción de alimentos para
una población creciente y la reducción de la contaminación y daño
medioambiental.
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