La misión de
cualquier folleto destinado a la visita médica es la de facilitar al visitador
médico el desarrollo de su argumentación para convencer al médico de que recete
ese producto. Aunque ahora la mayor parte de los visitadores médicos tienen una
formación superior (medicina, farmacia, biológicas, etc.) y los médicos también
están mejor formados, hace unas décadas no era así. Los visitadores médicos se
elegían entre aquellos aspirantes más dotados para las relaciones publicas, con
más don de gentes y facilidad de palabra y de convencimiento, aunque no
tuviesen ni idea de medicina. Por otra parte, la formación de los médicos
generales no les daba para conocer en profundidad muchos aspectos reservados a
las especialidades y era necesario explicarles bien –en ciertos casos- cómo
actuaba un producto en ciertas indicaciones más propias de un especialista aun
cuando ellos tuviesen también que tratarlas, algo frecuente sobre todo en el
ámbito rural.
Así las cosas,
muchos de estos folletos eran un ejemplo claro de material didáctico que
permitía explicar de forma clara y sencilla qué era lo que se pretendía
transmitir para convencer al médico de que recetase tal producto. En la imagen
que acompaña este post podemos ver la portada de uno de aquellos folletos. En
la misma aparecen tres frases que conducen a lo que se quiere presentar. La
primera dice “Los síntomas angustian al paciente” y, precisamente por ello, el
paciente acude a la consulta del médico, ya está captada la atención. La
segunda decía “Vd. diagnostica un reumatismo”, con lo cual ya centramos al
médico en el tema del cual queremos hablarle. Y la tercera decía “Y sospecha un
cierto grado de osteoporosis”, de tal forma que el médico tiene claro que van a
presentarle un medicamento para tratar el reumatismo y prevenir la
osteoporosis.
El interior se
asemeja a los libros de texto, con esquemas gráficos e ilustraciones que apoyan
los puntos promocionales del producto que, en este caso, era Dinatrofón:
Mejora la movilidad
y el dolor al favorecer el aporte proteico y mineral y la regeneración del
cartílago.
Frena la
osteoporosis al positivizar el balance cálcico y estimular la osteogéneisis,
favoreciendo además la neo-vascularización del hueso.
Aumenta la
capacidad y el rendimiento muscular al actuar de forma especialmente intensa
sobre los músculos (miotropismo) mejorando su función.
Y, por supuesto, no
podía faltar una referencia su tolerabilidad, pero argumentada, al indicar que
“por su cadena esterificante de 11 átomos de carbono y su triple molécula,
potencia su eficacia y carece, a dosis terapéuticas, de efectos indeseables”...
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