Colposeptina (promestrieno y clorquinaldol) se convirtió muy
pronto en el tratamiento universal de las leucorreas al demostrar su eficacia
sobre los dos factores que originan, mantienen y hacen recidivar la leucorrea,
gracias a su eficacia antiinfecciosa polivalente y su acción trófica reparadora
sin efecto hormonal.
Igualmente notable era la evidencia de su acción terapéutica,
ya que al 5º día de tratamiento se observaba la desaparición de los signos
clínicos (prurito, sensación de sequedad, sensación de quemazón,
dispareunia...); al 10ª día se conseguía la supresión completa del flujo
leucorreico; y al 18º día se alcanzaba la cicatrización y curación definitiva.
Su presentación era en comprimidos con una forma muy
original, de media luna, para favorecer su aplicación vaginal, y un envase con
18 comprimidos era todo lo que se necesitaba para resolver el problema.
La contraportada del folleto era muy explícita sobre este asunto: un envase = 18 días de tratamiento = problema resuelto...
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