Hay ocasiones en que la ineficacia de un fármaco en muchas
indicaciones (en donde se supone debería actuar) es una gran ventaja. Esta
paradoja se daba en Colpotrofín (promestrieno), cuyo interés terapéutico y
originalidad reside en que, a diferencia de todos los estrógenos mayores o
menores, ejerce su excelente acción trófica sin ningún efecto estrogénico
sistémico indeseable: ni de tipo propiamente hormonal (ya que no es captado por
los receptores periféricos) ni de tipo farmacodinámico (no produce fijación
hidrosódica, ni actúa sobre el sistema neurovegetativo). Una acción trófica
local exclusivamente sobre las mucosas vaginal, vulvar y cervical, sin influir
sobre otros receptores específicos.
Por eso se destacaba en sus folletos de visita médica, y
como prueba concluyente de que carece por completo de efecto sistémico, su
completa ineficacia en sofocos y otras manifestaciones neurovegetativas de la
menopausia y en la esterilidad por defectos cuantitativos o cualitativos del
moco cervical.
En este folleto se destacaba de forma bien clara cómo este
preparado carece de efecto estrogénico a nivel sistémico y tiene únicamente
efecto trófico a nivel local...
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