El seguimiento continuo y personalizado por parte del médico y el
cumplimiento del tratamiento establecido por parte del paciente son factores
fundamentales a la hora de hacer frente a cualquier dolencia crónica, sobre
todo durante el período de las vacaciones de verano. Para ello se necesita un
paciente bien informado
Las enfermedades crónicas significan uno de los problemas sanitarios más
graves de los países desarrollados, pues afectan a más del 25% de la población
y se han convertido en la principal causa de fallecimiento. Según la
Organización Mundial de la Salud, en 2005, murieron en el mundo 58 millones de
personas, de las que 35 millones fallecieron como consecuencia de una
enfermedad crónica. Además, 14 millones de españoles padecen una patología de
este tipo, que representan un 70% del gasto sanitario en España, generan el 80%
de las consultas de primaria y el 60% de las hospitalizaciones.
¿Qué es una enfermedad crónica?
Los expertos definen la enfermedad crónica como aquella patología de
larga duración cuyo fin o curación no puede preverse claramente o no ocurrirá
nunca. Aunque no existe un consenso acerca del plazo a partir del cual una
enfermedad pasa a considerarse crónica, por término medio se considera así toda
enfermedad que tenga una duración mayor a tres meses.
A pesar de que los factores hereditarios también influyen en su
desarrollo, se trata de aquellas dolencias que comúnmente se adquieren por
medio de un estilo de vida inapropiado (consumo de tabaco, mala alimentación,
inactividad física…).
La lista de enfermedades crónicas más prevalentes -con la salvedad del
cáncer- son las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, las enfermedades
respiratorias, las enfermedades mentales y del aparato locomotor, como los
problemas de columna y artrosis.
El seguimiento personalizado, clave del éxito. Los avances médicos y tecnológicos han
alargado considerablemente la esperanza de vida. Esto, unido al envejecimiento
de la población, ha hecho que aumente el fenómeno de la cronicidad de las
enfermedades.
El seguimiento continuo y personalizado por parte del médico y el
cumplimiento del tratamiento establecido por parte del paciente son factores
fundamentales a la hora de hacer frente a cualquier dolencia crónica. Conocer
la enfermedad y afrontarla de la mejor manera posible son pasos muy importantes
para que el tratamiento sea lo más efectivo posible.
Mi enfermedad crónica, ¿se puede curar? ¿qué tipo de tratamiento tengo
que seguir? ¿qué efectos secundarios tiene la medicación? ¿cuál es la mejor
dieta para la dolencia que padezco? Estas son preguntas típicas que suelen
formular con frecuencia los pacientes. Según Clara Esteban, responsable médica
de Health Dialog España, empresa perteneciente al grupo matriz de Sanitas, “a
menudo, los enfermos crónicos necesitan mucha información sobre su patología
para aprender a gestionarla eficazmente, ya que las dudas y la desinformación
pueden hacer que la calidad de vida del enfermo se vea afectada”.
Cómo afrontar una enfermedad crónica
Tiempo, paciencia, apoyo y ganas de participar en el cuidado de la
propia salud son las exigencias principales que debe cumplir un paciente para
aprender a vivir con una enfermedad crónica. Se debe convertir en un “paciente
activo”, potenciando su participación en la toma de decisiones sobre su propia
salud y enfermedad.
Según la doctora Esteban, “cuanto más aprenda el paciente sobre su
enfermedad, más entenderá el tratamiento a seguir y las emociones que puede
experimentar”. El enfermo crónico debe descubrir, por sí mismo, la mejor forma
de crear un estilo de vida saludable basado en sus necesidades individuales
“Ser un paciente activo consiste en optar por no ser un paciente de sino un paciente activo de, en
tomar pequeñas elecciones que van en aumento y que pueden ayudar al paciente no
sólo a recuperar la sensación de control sobre el tratamiento sino también
sobre su vida”, añade Clara Esteban.
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