Los pies son una de las partes del cuerpo que más sufren el calor, los
roces o la humedad. Es por ello que son más propensos a que se instalen hongos.
La piel cuenta con un manto ácido y graso que forma una fina capa protectora
contra los hongos. Si esta capa protectora del pie se rompe, pueden infectarse
con hongos más fácilmente. Los lugares húmedos como piscinas, gimnasios, duchas
públicas... son potenciales focos de contagio.
Se pueden distinguir tres tipos de hongos: dermatofitos, levaduras y
mohos. Los dos primeros son los que se desarrollan con más frecuencia en el ser
humano. Las infecciones por hongos son más comunes en verano debido a un mayor
contacto con el agua (el mejor hábitat para estos mircroorganismos). Entre las
más frecuentes se encuentran:
· Pie de atleta.: la infección
se presenta en la planta y en los espacios entre los dedos. Es muy contagiosa
(incluso personas que se bañan en la misma piscina). Sus síntomas son: picor en
la zona, ablandamiento, aparición de grietas, descamación de la piel, pequeñas
ampollas con un líquido acuoso.
· Onicomicosis.: producido por
los dermatofitos que alteran la queratina de la uña. Las uñas se vuelven
gruesas, sin brillo, y, poco a poco, se van separando de la carne hasta que se
caen.
· Papiloma.: es sinónimo de verruga vírica vulgares y
suele aparecer en las plantas de los pies. Al ser de origen viral se contagia
por el simple contacto. Por ello debemos evitar pisar por zonas de poca higiene
como arenas de playa, duchas, piscinas, gimnasios... ya que pueden estar
contaminadas con este virus. Los papilomas pueden ser muy dolorosos ya que el
peso del cuerpo hace que se introduzca dentro de la piel, como un clavo, y nos
duela al andar. El tratamiento consiste en la aplicación de pomadas
antiverrugas o intervención quirúrgica (crioterapia con nitrógeno liquido o
electrocuagulación).
Consejos para evitar infecciones
· Evitar
caminar descalzo por el borde de la piscina, gimnasios, duchas, saunas...
· Llevar
sandalias de goma al utilizar las duchas públicas.
· Usar
calzado que permita una buena transpiración en el pie (se recomienda tipo
sandalia y no confeccionado con materiales sintéticos).
· Higiene
diaria del pie:
· Lavado:
debe hacerse con agua fría y con jabón de acidez PH 5.5.
· Secado:
secar bien el pie, especialmente, entre los dedos ya que la humedad favorece
las infecciones por hongos, bacterias o virus.
· Hidratación:
cremas hidratantes con lanolina o vaselina en toda la superficie del pie pero
siempre en pequeñas cantidades.
· Cortar
las uñas: forma recta y siguiendo la morfología del dedo.
· No
compartir las zapatillas ni las toallas.
· Con
el calzado deportivo, utilizar calcetines de algodón que permiten la
transpiración.
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