Las piscinas y el mar son lugares muy comunes que eligen las familias
para pasar el verano y refrescarse ante las altas temperaturas. Sin embargo,
hay que tener muy en cuenta los riesgos que se corren cuando hay niños, sobre
todo en las zonas de baño. Cada año mueren en España entre 70 y 150 niños por
ahogamiento en playas, piscinas, ríos y embalses y el 86 por ciento de éstos se
produce en instalaciones privadas. Además, un 60 por ciento de los niños que
sobreviven a un accidente acuático tendrán secuelas permanentes. El mayor
riesgo lo corren los niños entre 1 y 4 años.
Por otro lado, los accidentes por inmersión en agua constituyen una de
las principales causas de mortalidad infantil y de secuelas permanentes.
Las piscinas privadas de hoteles, urbanizaciones o chalets son algunos
de los lugares donde se originan más acontecimientos de estas características,
es por ello que el tener una en casa (cualquiera que sea su tamaño) implica la
inexcusable necesidad de medidas preventivas.
El aumento del número de piscinas privadas, el consumo excesivo de
alcohol y el incremento de prácticas acuáticas han contribuido al aumento
notable del índice de accidentes que se registran cada año.
Aunque los accidentes no se pueden predecir, existen unas medidas
preventivas que pueden ayudar a evitar accidentes:
· Vigilar
siempre a los niños cuando se bañan: una piscina, un lago, una bañera, un balde
son lugares potencialmente peligrosos para un niño. En unos minutos, el menor
puede morir ahogado o padecer secuelas definitivas. Se ha demostrado, que este
tipo de accidentes suelen ocurrir mientras los niños juegan en las cercanías o
dentro de las piscinas sin tener una vigilancia atenta por parte de sus
cuidadores. Hay que procurar que nunca queden fuera del campo visual de los
adultos mientras estén en el agua.
· La
piscina debe estar vallada: es la forma más segura de evitar accidentes cuando
los padres o personas a su cargo no están. La recomendación es que ésta sea
alta, sin huecos y con un cierre de seguridad.
· Impedir
juegos peligrosos: ahogamientos por pérdidas de conocimiento, lesiones
cervicales y fracturas son los accidentes más frecuentes. Un golpe en la cabeza
puede causar daños cerebrales o una lesión medular irreversible. Las
consecuencias son graves: hasta un 6 por ciento (unos 50 casos) de las lesiones
medulares que se producen todos los años en nuestro país se debe a zambullidas
en piscinas, ríos o lagos.
· La
mitad de los menores víctimas de ahogamiento fue visto dentro de la casa la
última vez antes de producirse el incidente: un 23 por ciento estaba
previamente en el porche, en el patio o en el césped antes de ahogarse; un 77
por ciento de los fallecidos fueron perdidos de vista tan sólo cinco minutos, o
menos, antes de encontrarlos flotando o sumergidos en el agua.
· Los
hoteles y zonas de descanso son propicios para estos accidentes por la
relajación de los cuidadores.
· No
se debe quitar importancia al peligro de bañeras, cubetas, etc... Si el niño es
muy pequeño cualquiera de estos elementos puede ser causa de ahogamiento sin la
debida vigilancia.
· Enseñar
a nadar a los niños cuanto antes: si el pequeño nada estará a salvo de muchos
riesgos.
· Evitar
cortes de digestión: entre los factores que favorecen un corte de digestión se
encuentran la exposición prolongada al sol antes del baño; la inmersión brusca
sin adaptación previa a la temperatura del agua; el esfuerzo físico intenso; y
no respetar los periodos de digestión. Hay que salir del agua si se siente
escalofríos intensos, náuseas, alteraciones en la visión o zumbidos de oídos,
así como enrojecimiento intenso de la piel, y abríguese bien.
· Respetar
las banderas y consejos de los socorristas: conviene recordar que la roja
prohíbe entrar en el agua.
· Adoptar
precauciones en el uso de flotadores y colchonetas: hay que utilizar los
adecuados y no confiarse, además las corrientes pueden arrastrarlos mar
adentro.
· No
zambullirse en lugares de los que se desconoce su profundidad: se podría chocar
contra el fondo o con rocas. En las piscinas es necesaria la precaución al
lanzarse de cabeza o hacia atrás desde un trampolín o desde el bordillo para
evitar lesiones en la espalda y cervicales.
· La forma de prevenir accidentes en los que alguna parte del cuerpo pueda quedar
atrapada en la piscina es inspeccionando por un profesional especializado en la
materia, que examine el sistema de válvula de succión y las tapas de la piscina
para asegurarse de que sean adecuadas y estén bien instaladas. En caso de que
ésta tenga un drenaje único, es importante considerar la instalación de
sistemas de seguridad que bloquee la succión para evitar potencialmente que
alguien pueda quedar atrapado en el fondo sin poder salir.
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