(AZprensa) Esta
fórmula está muy en boga en muchos ámbitos, incluidas las compañías
internacionales. Un caso llamativo como fue la creación del European Institute
of Healthcare (Instituto Europeo de Salud, EiH), una iniciativa puesta en
marcha por la central europea de un laboratorio farmacéutico y que consistía en
organizar siete simposios anuales (cada uno sobre un área terapéutica diferente
que era, claro está, aquellas siete áreas en donde operaba dicho laboratorio) a
los que se invitaría a un determinado número de médicos de cada país. Toda la
organización corría a cargo del responsable de Relaciones Públicas de la
central europea el cual subcontrataba a las mejores agencias de publicidad, de
organización y gestión, de viajes, de traducción, etc., sin reparar en gastos
porque... efectivamente esos gastos se cargaban proporcionalmente a las
organizaciones de aquél laboratorio en cada uno de los países.
¿Y si los
responsables nacionales de ese laboratorio no querían participar porque la idea
no les resultaba apetecible o porque la consideraban muy cara? La respuesta
venía en inglés con una sola palabra: “mandatory”. Esto es: obligatorio.
Durante cinco
años se vinieron celebrando esos simposios y durante cinco años cada
organización nacional del laboratorio tuvo que ir pagando a regañadientes
aquellos desorbitados emolumentos a su sede central. ¿Cuál fue el resultado? Es
fácil adivinar, pasaron sin pena ni gloria por la sencilla razón que todas las
organizaciones nacionales que participaban de forma obligatoria lo hacían por
pura obligación, sin el más mínimo interés ni entusiasmo.
Los testigos
presenciales de dichos congresos reconocen que fueron realmente buenos desde el
punto de vista científico y de organización, pero carecieron de trascendencia
mediática y científica porque ninguna organización local comulgó con la idea y
simplemente se limitaron a pagar lo que les exigían desde central sin hacer
nada más.
Lamentablemente
se perdió una excelente oportunidad de crear imagen de empresa al no dedicar
presupuesto y esfuerzo local en la divulgación posterior del contenido de
aquellos simposios. Y es que cuando algo se hace única y exclusivamente por
obligación no puede dar buenos resultados.
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