domingo, 21 de febrero de 2016

No hay escapatoria: lo saben todo de nosotros

(AZprensa) Una vieja melodía del rockero Miguel Ríos cantaba “directo al corazón” y así es como las compañías que saben de marketing se dirigen a sus clientes: buscan su corazón, sus emociones, no su razonamiento. Sin embargo hasta hace poco, eso de estudiar las emociones era más intuitivo que otra cosa... hasta hoy, en donde ya se está generalizando como en el caso, por ejemplo, de la consultora EMO Insights International que va a poner en marcha un estudio para conocer las emociones de los clientes respecto a sus compañías de asistencia sanitaria

La guerra de precios no satisface a las compañías como medio de ganar cuota de mercado, así que optan por conocer las emociones de sus clientes para dirigir después hacia ellas sus acciones de publicidad y comunicación.

Para comprender hasta qué punto están dispuestos a meterse en nuestra psique, baste decir que en este caso concreto se realizarán 2.500 entrevistas en profundidad, se identificarán las emociones sentidas por los clientes, los disparadores o experiencias presentes asociadas a cada emoción, y se combinarán técnicas cualitativas tradicionales con técnicas de neuromarketing (medición del pulso, sudoración, etc.). Nada de lo que pensemos, sintamos o experimentemos, quedará fuera del alcance de estos investigadores para que posteriormente las compañías conozcan nuestros puntos débiles (aquellos en donde el sentimiento es más fuerte que la razón) y redoblen sus esfuerzos para vendernos sus productos y servicios.

En este “Primer Estudio de Emociones en Seguros de Salud” se descubrirá lo que sienten las personas acerca de Sanitas, Asisa, SegurCaixa Adeslas, DKV, Mapfre, etc. pero este tipo de estudios es algo que ya hacen regularmente otras compañías como ING Direct, ASICS, Consum, Arval, Grupo Santander, etc. Y si estas compañías lo hacen ¿qué no harán los Gobiernos por tener controlados a los ciudadanos? Hasta ahora creíamos que sabían todo de nuestras finanzas, ámbito laboral y familiar, pero ¿quién nos dice que no lo saben todo también de lo que pensamos y sentimos?

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