(AZprensa) Según se
ha abordado en la XIX edición de la reunión CardioForo 2016, una de las
principales mejoras que se podría aplicar para la prevención del ictus
cardioembólico a través del tratamiento anticoagulante es identificar
mejor al paciente con mayor riesgo tromboembólico asociado a fibrilación
auricular no valvular (FAVN)
El perfil de seguridad de los
anticoagulantes de acción directa (ACOD) les sitúa como primera opción para
cardiólogos y neurólogos a la hora de tratar a pacientes de alto riesgo como
son aquellos que presentan FANV y aquellos que han sufrido un ictus previo. El
papel de los ACOD es clave –según afirman los expertos- para prevenir un
segundo ictus isquémico o un evento hemorrágico.
La FANV es una enfermedad grave, ya que su
principal complicación, el ictus, es la primera causa de muerte en mujeres y la
segunda en hombres siendo, también, el principal motivo de discapacidad
adquirida en la vida adulta, lo que la convierte en una de las enfermedades con
mayor impacto socioeconómico (5% del gasto sanitario público total).
El doctor Domingo Marzal, jefe del
servicio de Cardiología del Complejo Hospitalario de Mérida, explica que “es clave valorar el riesgo tromboembólico mediante la
escala de evaluación CHA2DS2VASc que es la más adecuada a día de hoy según los
datos actuales y no la escala CHADS2” y añade que “el tratamiento antitrombótico de elección debería ser un ACOD
por el perfil de seguridad que ofrecen para el manejo clínico y por la
comodidad que representa para el paciente al administrarse en dosis fijas”.
Por su parte el Dr. José
Vivancos, jefe del servicio de Neurología y coordinador de la Unidad de Ictus
del Hospital Universitario de La Princesa (Madrid) comenta que “el principal factor de riesgo en el ictus
cardioembólico es la FANV, pero además en muchos casos los pacientes son
hipertensos, diabéticos o han sufrido un ictus previo” por lo que “estos
factores elevan a un 20% la probabilidad de tener un primer ictus o recurrente,
un porcentaje muy alto”. En consecuencia, “estos pacientes son candidatos a
recibir anticoagulación oral con ACODs porque aportan eficacia en cuanto a la
prevención y fundamentalmente seguridad. Un paciente que ha tenido un ictus
tiene el doble de riesgo de sufrir un nuevo ictus que un paciente que no lo
haya tenido”.
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