(AZprensa) Cuando
una información llega a un profesional de la comunicación éste la ve con ojos
diferentes. Se pone al otro lado de la mesa y piensa en el lector. Según la va
leyendo trata de descubrir ¿qué hay de nuevo e interesante para los lectores en
esa información? Es entonces cuando suele descubrir detalles interesantes que
–curiosamente- vienen siempre hacia el final del texto. Por ejemplo: “Según ha
comentado el Dr. D, el tratamiento de la enfermedad E se podría acortar en X
días”, “Uno de cada X pacientes con la enfermedad E sufren complicaciones...”,
“El coste sanitario de la enfermedad E se podría reducir un X por ciento”, “Más
del X por ciento de los españoles padecen esta enfermedad”, “El X por ciento de
estos enfermos no están diagnosticados”, etc. Es decir, mensajes de interés
para un gran número de lectores, ya sean pacientes, familiares de los mismos,
público general o profesionales sanitarios.
Además,
cuando el profesional de la comunicación “trabaja” con la información para
transformarla en “noticia” buscará todo aquello que pueda añadir interés: “La
fabricación de este producto supondrá una inversión de X millones en nuestro
país”, “Más de X pacientes, de ellos X españoles, han participado en este
estudio”, “La primera presentación oficial de estos datos se hará en el próximo
congreso de...”, etc.
Luego
hay que trabajarlo todo para que el titular sea corto, seguido de una
entradilla que en 2 ó 3 líneas remarque lo más novedoso, un primer párrafo que
resuma la noticia, y finalmente el texto restante (nunca más de dos folios en
total) que responda al quién, cómo, cuándo, dónde, por qué y para qué.
Cuando
así elaborada, esta información llega al periodista, posiblemente la juzgará
(tanto él como su jefe) de interés para sus lectores, y se decidirán a
incluirla en la edición...siempre y cuando no haya otras informaciones más
interesantes que le “roben” el siempre limitado espacio disponible en los
medios de comunicación.
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