(AZprensa) Mientras que una tercera parte de la población
tienen presión arterial por encima de lo que sería aconsejable, la insuficiencia cardiaca es menos
prevalente salvo que la circunscribamos a la tercera edad en donde los
afectados son casi el 50 por ciento; es más, muchos enfermos con insuficiencia
cardiaca deben su enfermedad a un componente hipertensivo.
Tal como explica el Dr. Lobos Bejarano, “un 90 por ciento de
los enfermos con insuficiencia cardiaca son competencia del médico de familia,
salvo que se desestabilicen de manera imprevista o agudice su cuadro, para lo
que resulta esencial una comunicación permanente entre cardiólogos y
generalistas”. Sin embrago, un médico de Primaria no puede solicitar un
ecocardiograma o una prueba de esfuerzo, aunque “la pega no la ponen los
cardiólogos sino la burocracia administrativa. Un médico de familia no puede
prescribir estas pruebas diagnósticas, cuya gestión las Administraciones
consideran vinculadas a la Cardiología”.
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