(AZprensa) En la obesidad intervienen numerosos factores
tanto genéticos como hormonales y nutricionales, así como influencias
ambientales y psicosociales. Aunque los genes juegan un papel importante en la
regulación de la masa corporal, no es posible explicar la reciente aparición de
obesidad en el mundo occidental mediante cambios genéticos en la población. Es
más probable que la obesidad ocurra en aquellos individuos genéticamente
predispuestos expuestos a condiciones ambientales “obesógenicas”, tales como
dieta hipercalórica y marcado sedentarismo.
Los malos hábitos alimenticios, propios de sociedades
consumistas, pueden desembocar en obesidad y sobrepeso, consideradas la
“epidemia” del siglo XXI. Los pacientes obesos fallecen antes debido a
enfermedades cardiovasculares, hipertensión y diabetes. Además la obesidad se
asocia a alteraciones cerebrovasculares, respiratorias y osteoarticulares e
incluso determinados tipos de cáncer. El sobrepeso también produce un estigma
social importante debido a la marginación social asociada a depresión. Por
ello, la identificación de tratamientos efectivos para la obesidad tendría un
impacto directo, no sólo en la salud física de estos pacientes, sino también en
su integración social y salud mental.
La regulación del apetito es un proceso muy complejo que ha
sido objeto de una exhaustiva investigación en la última década. Los avances al
respecto incluyen el descubrimiento de hormonas implicadas de forma opuesta en
la regulación del comportamiento alimentario, como la ghrelina y la leptina. “Mientras
la primera, sintetizada fundamentalmente por el estómago y el duodeno, se
encarga de despertar nuestra sensación de apetito; la segunda, hormona
producida por el tejido adiposo (conocido vulgarmente como grasa) inhibe las
ganas de comer. Ambas señales actúan directamente sobre el hipotálamo,
regulando la ingesta”, comenta Miguel López.
Para contribuir a la prevención de la obesidad, los
expertos del CIBERobn recomiendan hábitos alimenticios más saludables como
servir porciones pequeñas de cada alimento, comer variado, evitar el abuso de
platos con exceso de grasa o carbohidratos, y procurar no disponer
constantemente de alimentos a la vista.
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