Plutón tiene una atmósfera mayor de lo que se pensaba (lo que ayuda a que haya más luz que la que por lógica cabría esperar), y además su superficie helada refleja la luz del sol contribuyendo a una mejor visibilidad. Como su órbita es muy excéntrica, está claro que las diferencias en la luminosidad han de ser muy variables según el lugar en donde se encuentre el planeta así como la hora del día, pero para que nos hagamos una idea, la NASA nos ha dado una regla muy sencilla: sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor en el campo unos minutos antes del amanecer, es decir, antes de que el sol asome por el horizonte. Esa es la luz que veríamos si estuviéramos sobre la superficie de Plutón un buen día de verano a mediodía.
Ahora que ya tenemos muchas fotografías de su superficie, podemos comprobar cómo las ilustraciones que había realizado Ron Miller se asemejan mucho a la realidad. Como ejemplo, esta recreación del Sol visto desde la superficie de Plutón.
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