martes, 10 de mayo de 2022

Huida del hospital

(AZprensa) ¿Tan mala es la Sanidad pública que hasta los pacientes se escapan de los hospitales? No voy a afirmar tal cosa pero sí atestiguar que la falta de comunicación con los pacientes, el no escucharles, el no darles explicaciones, etc., hace que algunas veces los pacientes salgan huyendo de allí dejando a médicos y enfermeras plantados. Este es un caso verídico…
 
Ya era tarde cuando el dolor en el ano era muy molesto. Al tacto noté una bolita (una hemorroide) que asomaba por fuera, así que acudí a Urgencias del Hospital La Paz de Madrid. Tras indicar en recepción lo que me pasaba, me dijeron que esperase en la sala de espera (que para eso está y por eso se llama así). Después de un tiempo que me pareció razonable, me mandaron pasar. Le conté al médico mi problema y este lo comprobó por sí mismo. Yo esperaba que me dijera cuál era el diagnóstico y qué alternativas había, pero lo único que dijo fue: “espere allí”. No pude replicar porque –antes de que yo pudiese abrir la boca- él ya se había levantado como un resorte para atender al siguiente paciente mientras una enfermera me acompañaba, casi me empujaba, al nuevo lugar de espera.
 
Un poco sorprendido por tan extensas y detalladas explicaciones, me senté en uno de los asientos que había en un pasillo y esperé otra vez. Al cabo de un tiempo –esta vez fue más largo- se acercó una enfermera y me dijo “acompáñeme”. La seguí como fiel corderito y por fin llegamos a otra zona de pasillos en donde me mandó sentar mientras me decía: “ahora vienen a hacerle una radiografía”, y antes que yo pudiese replicarle cualquier cosa, la enfermera desapareció como alma que lleva el diablo.
 
Me quedé atónito y comencé a hacerme muchas preguntas. ¿Para qué querían hacerme una radiografía? ¿Iban a operarme de inmediato sin darme ninguna explicación? ¿Me iban a ingresar? ¿Para qué querían una radiografía de mi culo? ¿Querrían hacerme una radiografía de otra parte del cuerpo, y si era así para qué? ¿Se habían confundido de paciente y/o de enfermedad?
 
Como ninguna de esas preguntas tenía respuesta porque ningún médico ni enfermera estaba allí para darme las explicaciones pertinentes, me intranquilicé. No estaba dispuesto a que me operasen así por las buenas sin darme ninguna explicación. Todas las explicaciones que me dieron el médico y las enfermeras que me atendieron son exactamente las que he dejado entrecomilladas en este relato. Las repetiré todas juntas para ver si a ti te parecen suficientemente explicativas: “Espere allí. Acompáñeme. Ahora vienen a hacerle una radiografía”. Así que decidí que no estaba dispuesto a que me hiciesen cualquier cosa sin decirme qué, ni para qué, ni por qué. Me levanté, seguí mi instinto de supervivencia y las indicaciones de “salida” que aparecían escritas en las paredes de forma providencial y llegué a la calle.
 
Así fue como los dejé plantados y regresé a mi casa. Nada más llegar llamé a mi sociedad médica y me dieron cita para la mañana del día siguiente. ¡Prefería esperar una noche antes que ser tratado como un corderito que va al matadero! A la mañana siguiente acudí a esa cita, me dieron toda clase de explicaciones, incluso del tipo de intervención que proponían. Les dije que sí y creo que fue 24 horas más tarde cuando quedó resuelto mi problema. Cuando no se habla ni se escucha al paciente, desaparece lo más sagrado que debe existir entre médicos y pacientes: la confianza. Sin una buena comunicación es imposible que surja la confianza.
 
Fuente: “Memorias de un Dircom” https://amzn.to/32zBYmg

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