sábado, 7 de mayo de 2022

El presidente que se metía en todos los charcos

(AZprensa) Cuando me incorporé a la OMC esta organización estaba en guerra con el Consejo General de Enfermería; una confrontación que en realidad estaba encabezada y representada por sus dos presidentes. Por parte de los médicos, Isacio Siguero, mantenía la superioridad de los médicos sobre los enfermeros, y por parte de estos últimos, su presidente, Máximo González Jurado, encabezaba las reclamaciones para que los profesionales de enfermería pudieran prescribir ciertos medicamentos, algo que en realidad ya estaban haciendo, pero la palabra “prescribir” la exigían en propiedad los médicos. Rara era la rueda de prensa de uno y otro presidente en que no lanzaran a los cuatro vientos sus reclamaciones, ninguneando al contrario, para regocijo de los periodistas que tenían un filón con tales enfrentamientos.
 
Nada más aterrizar en la OMC fui testigo de una trifulca. En una rueda de prensa celebrada en la sede de la OMC se volvió a declarar que la prescripción era sólo cosa de médicos y para rematar la faena, su presidente metió el pie en el charco y volvió a hacer una comparación que irritaba sobremanera al presidente contrario: “Los médicos son como los pilotos del avión, y las enfermeras como las azafatas”. Si el presidente de los enfermeros hubiera estado allí, se habría puesto rojo de ira, lanzando sapos y culebras por la boca. No estaba allí, pero al día siguiente respondió a través de los medios. Y al día siguiente contrarréplica, y al día siguiente… Era una guerra interminable.
 
Sabiendo cómo irritaban al presidente de Enfermería esas comparaciones, el presidente de los médicos las repetía una y otra vez. Y no contento con eso, se enfrentaba también a los periodistas; si uno de ellos no le caía bien porque había escrito algo en contra suyo, no le concedía entrevistas, y si las críticas venían de más medios… pues simplemente no se les dejaba entrar al edificio. Tan cierto es esto, como que una vez los dejaron a todos los periodistas esperando en la calle hasta que terminó la reunión y entonces, según fueron saliendo los presidentes de Colegios de Médicos que habían acudido a la misma, tuvieron que abordarlos allí mismo para obtener unas declaraciones sobre lo que se había tratado en la reunión, porque ningún portavoz oficial de la OMC se dignó dirigirles la palabra.
 
Es fácil comprender que todas las crónicas que de aquella reunión se escribieron resultaron negativas para la cúpula directiva de esta organización.

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