(AZprensa) Es
bien sabida la afición de muchas personas a ver conspiraciones por todas
partes; tanto es así que el término “conspiranoico” se ha hecho popular a la
hora de definirlas.
Uno de los
ejemplos más recientes lo tenemos con la epidemia de Ébola. En este caso, un
editorial (sin firma) publicado en la revista “Discovery Salud” plantea una
serie de interrogantes que apuntan a una conspiración para utilizar el Ébola
como fuente de enriquecimiento de algunos (Gobierno de Estados Unidos,
laboratorios farmacéuticos, algunas grandes fortunas, etc.).
Dice dicho
artículo que “todo indica que, desde hace meses, se están contabilizando como
fallecidos a causa del Ébola muchas personas que no estaban infectadas por el
citado virus”. Y a continuación cita unos hechos concretos que –a su entender-
demuestran que algo raro sucede en torno al Ébola al producirse todos ellos en
un corto espacio de tiempo. En concreto se refiere a:
El 27 de junio
Pierre Formentry, experto de la OMS en Ébola negó en una rueda de prensa en
Ginebra que el Ébola estuviera fuera de control y no se justificaba la
declaración de emergencia de la OMS.
El 17 de julio,
Glenn Thomas, portavoz de la OMS y experto en Sida y Ébola, viajaba en el
Boeing 777 de Malasya Airlines derribado por un misil en la frontera entre
Rusia y Ucrania.
El 23 de julio,
el Ministerio de Salud de Sierra Leona daba cuenta del traslado del Centro de
Tratamiento del Ébola del Hospital de Kerena a la ciudad de Kailahun, y exigía
a la Universidad de Tulane, “detener las pruebas sobre el Ébola durante el
actual brote”. La Universidad de Tulane colabora con el Army Medical Research
Institute of Infectious Diseases de Estados Unidos.
El 29 de julio
murió infectado por Ébola, Sheik Humarr Khan, uno de los más importantes
investigadores del Ébola que trabajaba en el Hospital de Kerena en Sierra
Leona. Pocos días después morían igualmente por la misma causa tres enfermeros
y un ayudante de laboratorio.
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