(Diario El Inefable) La asociación de empresas farmacéuticas americanas
(Pharmaceutical Research and Manufacturers of America, PhRMA) fue la primera
organización en establecer unas directrices para autorregular su información
directa al consumidor. Dichas directrices van más allá de la reglamentación
propia de las Autoridades Sanitarias de Estados Unidos (FDA) y consideran el
concepto de publicidad directa al consumidor como una valiosa herramienta
educativa.
Tal como afirma Billy Tauzin, de la PhRMA, “con estos
principios nos comprometemos a mejorar el valor educativo inherente de los
anuncios publicitarios. Los pacientes necesitan información exacta y oportuna,
y se debe fomentar que hablen de sus enfermedades y opciones de tratamiento con
sus médicos”.
PhRMA cuenta con una Oficina de Responsabilidad interna para
recibir los comentarios del público y de los profesionales de la salud sobre
los anuncios dirigidos al consumidor. También dispone de un comité crítico
independiente para revisar el efecto de las directrices y alertar cuando se
necesite cualquier actualización. Estados Unidos es uno de los pocos países
donde la publicidad de medicamentos de prescripción, dirigida de forma directa
al consumidor (a través de anuncios en televisión, revistas, radio, etc.) está
permitida; situación muy diferente –por ejemplo- a la que se continúa viviendo
en Europa.
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