(Diario El Inefable) La industria farmacéutica siempre ha tenido fama (bien
ganada, por cierto) de oscurantismo, mostrándose reacia a dar la cara a los
medios de comunicación y a la sociedad. Hubo, sin embargo, unos años en que
esto fue diferente, concretamente durante la primera década del presente siglo.
En esos años, las grandes multinacionales farmacéuticas potenciaron sus
departamentos de Comunicación y dejaron actuar a estos para que contasen a la
sociedad lo que esta industria hace a favor de las personas. Pero, gracias a
estos Comunicadores, aquello no fue solo una comunicación en un único sentido
(empresa-sociedad) sino en ambos, ya que los Comunicadores se convirtieron en
ese enlace necesario que atendió de forma rápida y profesional (tal como exige
el periodismo) los requerimientos que hacían constantemente los medios; porque
“comunicar” no es sólo decir, sino también interactuar y responder cuando se
solicita información.
Quizás el mejor ejemplo fue el surgimiento en 2005 de la
Asociación de Profesionales de la Industria Farmacéutica (ACOIF), cuya primera
junta directiva estuvo formada por Juan Blanco (Bayer) como presidente; Carmen
López Lavid (MSD) vicepresidenta 1ª; Julián Zabala (Farmaindustria)
vicepresidente 2º; Vicente Fisac (AstraZéneca) tesorero; Esperanza Guisado
(Pfizer) secretaria; y Fernando Mugarza (Novartis) y Pedro Cano (GSK) vocales.
El día de su presentación, Juan Blanco declaró: “Contar con
una asociación como ACOIF puede ayudarnos a conseguir una serie de objetivos
comunes, nos puede servir de herramienta para el desarrollo profesional de sus
asociados, y además será beneficiosa para nuestro trabajo y nuestro sector. Por
ello pedimos a todos los profesionales de la comunicación que desarrollan su
trabajo en la industria farmacéutica que se unan a nuestro proyecto para poder
hacer una asociación que sea un referente en el mundo de la comunicación
empresarial, con prestigio e independencia, lo que sin duda redundará en
beneficio de todos nosotros”.
Hoy día ACOIF sigue existiendo, aunque los laboratorios
farmacéuticos han regresado a la caverna limitando el trabajo de los comunicadores
y haciéndoselo cada vez más difícil. Los laboratorios parecen estar más
preocupados en no salir en los medios que en mantener una política de puertas
abiertas, más centrados en mirarse a sí mismos y en su negocio que en las
necesidades reales de la sociedad.
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