jueves, 14 de abril de 2016

Riesgos del chupete y de chuparse el dedo

(AZprensa) Las disarmonías dentofaciales son todas aquellas anomalías en la posición, tamaño y forma de los huesos de la cara, especialmente de los huesos maxilares, que suelen aparecer en la edad infantil -lo que se conoce como trastornos del crecimiento- y se van acentuando en la adolescencia hasta estabilizarse al acabar el periodo de crecimiento. Se trata de un problema que puede tener un origen genético, pero también puede ser funcional, en cuyo caso “empeora con hábitos como chuparse el dedo o mantener el uso del chupete durante demasiados años, que de alguna forma limitan el normal crecimiento de los huesos de la cara”, según el doctor Jesús Sánchez Gutiérrez, especialista en Cirugía Oral y Maxilofacial.

“Además, otros hábitos a la hora de masticar, como la masticación unilateral o la masticación predominantemente blanda, como en la dieta infantil actual, también favorecen la aparición de ciertas maloclusiones dentarias que se pueden transformar, a largo plazo, en deformidades faciales. Igualmente, la deglución atípica y los hábitos respiratorios alterados, como la respiración oral, también potencian estos casos”, añade el especialista.

Los especialistas calculan que entre un 10 y un 15 por ciento de la población española puede presentar algún tipo de disarmonía dentofacial. En un porcentaje significativo de la población, sin existir deformidades evidentes, los especialistas consideran que no existe un equilibrio correcto entre las distintas partes de su cara, un hecho que afecta estética y funcionalmente a la persona. “Las anomalías severas necesitan de un tratamiento quirúrgico, un hecho que requieren ahora mismo entre el 2 y el 3 por ciento de los casos de disarmonía dentofacial”, según el doctor Sánchez Gutiérrez.

La cirugía ortognática es la cirugía estética del esqueleto y la máscara facial. Los resultados de este tipo de intervenciones han mejorado notablemente en los últimos años, acortándose el tiempo de ingreso hospitalario, minimizándose las cicatrices y reduciéndose el tiempo de intervención, gracias a los avances experimentados por la cirugía ortognática, encargada de dar solución a este problema.
  
Otro de los grandes avances en el ámbito de la cirugía estética del esqueleto facial es la aplicación de técnicas radiológicas y fotográficas en tres dimensiones. Los cirujanos orales y maxilofaciales utilizan igualmente técnicas de perfiloplastia asociadas en la misma intervención quirúrgica, tales como rinoplastia, otoplastia, blefaroplastia, extirpación de bolsas de Bichat, liposucción submental, y lipoestructura facial para corregir estas deformidades.

Cabe destacar igualmente el uso de miniplacas de un material reabsorbible que desaparece con el tiempo, y sustituyen a las antiguas placas de titanio que permanecían en los tejidos. Estas miniplacas se utilizan en cirugía cráneofacial pediátrica para no alterar el crecimiento facial fisiológico así como en traumatología y cirugía ortognática, especialmente en el tercio medio y superior de la cara. Son materiales con propiedades mecánicas que se mantienen un periodo de entre seis y 36 semanas y que se reabsorben lentamente entre los nueve y los 48 meses, eliminándose por vía respiratoria o renal.

Las alteraciones en el crecimiento cráneofacial se inician desde una edad temprana y la mayoría de ellas se pueden controlar con un tratamiento ortopédico-ortodóncico correcto. En nuestro país, según los expertos, entre el 2 y el 5 por ciento de las consultas en los servicios de cirugía oral y maxilofacial, requieren cirugía ortognática. El 90 por ciento de los casos en los que son necesarios el uso de la cirugía ortognática se realiza en mujeres a partir de los 15 años y en hombres a partir de los 18 años hasta la edad de 30-35 años.

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