(AZprensa) Para muchos, las Guías que editan y actualizan
regularmente las sociedades científicas son incontestables, sin embargo lo que
en ellas se dice no siempre “va a misa”. El Dr. Pedro Conté lo explica muy
bien: “Las Guías de buena práctica clínica son muy importantes porque
sintetizan todas las aportaciones recientes en cada campo con un enorme trabajo
previo a su edición y deben ser tenidas muy en cuenta por todos los clínicos”,
pero a continuación añade que “al igual que los grandes ensayos clínicos, las
nuevas directrices necesitan su asimilación y debate científico entre los
médicos clínicos que están en contacto diariamente con los pacientes, para
conseguir una aceptable implantación de las directrices. No siempre basta la
opinión de los expertos o líderes de opinión. Hay muchos problemas diarios en
el manejo de los pacientes complejos que no son totalmente abordados en las
Guías y que dependen en ocasiones de la disponibilidad de medios técnicos (por
ejemplo, en el diagnóstico) y que son manejados en distintos entornos”.
De igual forma se muestra partidario de la colaboración
entre los distintos especialistas: “Indudablemente es necesaria una mejor
coordinación, lo que llamamos manejo compartido de la enfermedad, y esto
requiere una cooperación entre todos los profesionales implicados en el
diagnóstico y tratamiento”. Pero, como también reconoce, “hacen falta altas dosis
de humildad para estar abierto a la colaboración multidisciplinaria, con el
objetivo de optimizar el tratamiento”.
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