(AZprensa)
La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo, crónico e
invalidante. Se trata de una patología
compleja que cursa con una serie de síntomas, motores y no motores, que suelen
aumentar en número y gravedad con la progresión de la enfermedad, con lo que
requiere un abordaje multidisciplinar en el que la enfermería ocupa un lugar
muy importante.
“El
papel de la enfermería especializada en la enfermedad de Parkinson en
cualquiera de sus estadios, es el de acompañar para mejorar los cuidados, y por
ende la calidad de vida tanto de pacientes como de sus cuidadores principales.
La enfermería debe trabajar por tanto en la sintomatología motora como no
motora con el fin de ayudar a conocer y controlar mejor la enfermedad. En los
estadios avanzados tenemos que gestionar, además, los cambios que provoca la
evolución de la enfermedad”, ha explicado Beatriz González, enfermera del
Hospital de La Princesa de Madrid.
Durante
la evolución de la enfermedad, los profesionales de enfermería, como gestores
de los casos afectados, detectan síntomas, en muchos casos, con la observación
clínica y el Proceso de Enfermería (PE: Valoración, Recogida de datos,
Diagnóstico, Planificación, Ejecución, Evaluación), atendiendo así a los
pacientes de una manera global y holística.
“La
cercanía, la confianza y la empatía es algo que caracteriza a la enfermería.
Además de ser una referencia positiva, la enfermería es el nexo de unión entre
el paciente y su cuidador y el equipo interdisciplinar” ha destacado Beatriz
González.
En
la imagen participantes en el “III Desafío de Enfermería en la Enfermedad de
Parkinson Avanzado” organizado por la biofarmacéutica AbbVie.
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