(AZprensa)
En relación a la clasificación del asma según la gravedad con la que se
manifiesta esta patología, se considera que el carácter de la enfermedad puede
variar de leve a severa en función del número de crisis que se producen (de
menos de dos semanales a síntomas diarios), la presencia de síntomas, la
incidencia en la calidad de vida de los pacientes y la necesidad de
hospitalización. El asma es una de las enfermedades que más afectan a la
calidad de vida de los pacientes llegando a impedir la realización de ejercicio
físico, por ejemplo, y que causa mayor número de bajas laborales y absentismo
laboral.
Según
el sexo, se diagnostican mayor número de casos en los hombres que en las
mujeres, aunque la tendencia se invierte a partir de los treinta años de edad,
siendo entonces mayor el número de mujeres afectadas. En especial es una
enfermedad que afecta predominantemente a niños y adultos jóvenes con un pico
de incidencia entre los 5 y 24 años de vida, aunque el asma puede debutar en
cualquier momento de la vida. El 47 por ciento de los pacientes es menor de 14
años, y su aparición se relaciona con antecedentes familiares y personales
(haber padecido asma o rinoconjuntivitis a cualquier edad).
La
asistencia sanitaria también influye de manera decisiva en el pronóstico y
evolución del asma. Es posible mejorar la calidad de vida y disminuir el número de ingresos
hospitalarios, las visitas a los servicios de urgencia, el absentismo laboral o
escolar mediante el control de la población asmática, la instauración de
programas de educación sanitaria asociados a planes de autocuidado y el
diagnóstico precoz e instauración de un tratamiento terapéutico adecuado pueden
paliar los efectos nocivos y el coste tanto personal como económico –individual
y colectivo- que ocasiona la enfermedad.
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