(AZprensa)
Tras un viaje de dos años por el espacio, la nave OSIRIS-REx de la NASA ha
llegado al asteroide Bennu y a
partir de ahora pasará alrededor de año y medio topografiando este asteroide
nunca antes visitado y se preparará para recoger una muestra del material de la
superficie para traerla de regreso a la Tierra en el año 2023 para su estudio.
El
objetivo de esta misión será tratar de ayudar a los científicos a averiguar cómo
se formaron los planetas y cómo comenzó la vida, así como mejorar nuestra
comprensión de los asteroides que podrían impactar contra la Tierra.
El
equipo científico está buscando algo especial. Lo ideal sería que la muestra
procediese de una región en la que los componentes básicos de la vida se puedan
encontrar. Para identificar estas regiones en Bennu, el equipo de OSIRIX-REx ha
equipado a la nave espacial con un instrumento que mide las firmas espectrales
de los componentes mineralógicos y moleculares de Bennu.
Dante
Lauretta, investigador principal de la misión, ha declarado que “en particular,
vamos a confiar en ella para encontrar las áreas de Bennu ricas en moléculas orgánicas para identificar
posibles sitios de muestreo de alto valor para la ciencia, así como la
composición general del asteroide."
En
el espectro visible e infrarrojo, los minerales y otros materiales tienen
firmas únicas como las huellas dactilares. Estas huellas dactilares permiten a
los científicos identificar varios materiales orgánicos, así como carbonatos,
silicatos y agua absorbida, en la superficie del asteroide. Los datos permitirán
a los científicos hacer un mapa de la abundancia relativa de los diversos
materiales sobre la superficie de Bennu.
Pero
además, el equipo científico estudiará el llamado Efecto Yarkovsky, o cómo la órbita de Bennu se ve afectada por el
calentamiento superficial y el enfriamiento durante su día. El asteroide es
calentado por la luz solar y re-emite radiación térmica en direcciones
diferentes a medida que gira. Esta emisión térmica asimétrica da a Bennu un
pequeño pero constante empuje, cambiando así su órbita con el tiempo.
La
comprensión de este efecto será de importantísima ayuda no sólo para conocer la
trayectoria orbital de Bennu, sino también para mejorar nuestra comprensión del
Efecto Yarkovsky y, en consecuencia, mejorar nuestras predicciones a la hora de
determinar si las órbitas de otros asteroides pueden suponer un peligro para la
Tierra.
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