(AZprensa) La curiosidad ha sido el motor que ha
impulsado la creatividad humana a lo largo de los siglos, pero la irrupción de
la inteligencia artificial (IA) –una creación del hombre- podría servir para
potenciar aún más nuestra propia creatividad. Esta ha sido una de las
conclusiones del encuentro mantenido por la Fundación Pfizer con motivo de su
20 aniversario, y que ha contado como invitado –entre otros- a Ramón López de
Mántaras, director del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial
(IIIA) y profesor investigador del CSIC,
Este encuentro, ha servido para analizar cómo el ser
humano busca desarrollar su creatividad a través de la tecnología y la
innovación. Entre las ideas expuestas, cabe destacar la evolución de la
creatividad humana a la creatividad computacional, representada la primera por
el genio creativo, del que Leonardo da Vinci –como modelo de ‘hombre del
Renacimiento’– se ha convertido en paradigma; y la computacional por algunos
desarrollos en el terreno de la IA. Aunque pudiera parecer lo contrario, no hay
conflicto entre ambas, sino más bien una complementariedad.
“Hay dos grandes tipos de creatividad: la que rompe las
reglas y crea algo completamente original y revolucionario, y la que combina
elementos ya existentes de forma novedosa. La primera está al alcance de unos
pocos genios y da lugar a grandes aportaciones al arte como el cubismo, o la
música dodecafónica. La segunda creatividad –la combinativa- sí está al alcance
de las máquinas”, ha señalado López de Mántaras, quien ha explicado que ya es
posible diseñar sistemas de IA para que generen combinaciones nuevas, pero
siempre en base a reglas, restricciones o modelos existentes.
Las creaciones artísticas serán cada vez más el resultado
de la colaboración entre personas y máquinas, ya que estas últimas pueden
explorar un espacio mucho más amplio de posibilidades gracias a la gran
velocidad con la que pueden procesar datos. “La IA aplicada al arte ya es sin
duda una herramienta potenciadora de las capacidades humanas. En música y danza
existen ejemplos de sistemas de ayuda a la composición que facilitan y aceleran
el proceso creativo. También hay aplicaciones en la narrativa e incluso la
poesía, pero en estos casos con resultados más mediocres”, ha señalado López de
Mántaras.
“En resumen, las máquinas no rompen reglas. Aunque
también es cierto que hay muy pocos humanos que realmente rompan reglas
inventando un estilo completamente nuevo”, ha concluido el investigador, quien
ha dedicado sus esfuerzos al desarrollo de un software que presenta un
comportamiento que sería considerado creativo en seres humanos, el sistema
SaxEX, que consigue interpretar música en base a una partitura pero añadiendo
elementos de expresividad lo cual hace que el resultado sea prácticamente
indistinguible de una interpretación humana.
En la imagen, una ilusión óptica desarrollada por ordenador. La imagen es estática aunque nosotros la percibamos en movimiento.
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