viernes, 8 de marzo de 2019

Ser médico mujer en un mundo de hombres


(AZprensa) Cuando Elena Díaz Diestro comenzó a estudiar la carrera de Medicina, en la Universidad de Salamanca, en el año 1950, había 7 mujeres y 300 hombres. El ambiente no podía ser más machista y, tal como reconoce, los compañeros “nos piropeaban hasta que llegaba el catedrático”, aunque ella lo llevaba bien porque tenía claro que quería estudiar medicina y, salvo esos comportamientos típicos de la época, reconoce que “nunca se ha sentido discriminada por ser mujer”.

Hizo una especialidad en el Hospital  Valdecilla, en donde pasó por todos los departamentos, y ocupó una plaza en Reinosa como especialista en análisis clínicos cuando aún no existía la Seguridad Social en España, ni hospital, ni ambulatorio en la capital.

Al recibir el reconocimiento a su dilatada trayectoria por parte del Colegio de Médicos de Cantabria, Elena Díaz ha comentado que trabajaba mucho porque eran tiempos en los que “los médicos no teníamos horario y éramos parte de la familia de cada enfermo”, una cercanía y humanidad que “se ha ido perdiendo y debería recuperarse”. Pero lejos de quejarse del sobreesfuerzo y de las horas extras, que “no se cobraban, aunque los médicos estábamos mucho peor pagados que ahora”, asegura que se sentía feliz con su trabajo.

Al repasar lo que fue su trayectoria, recuerda que  “los análisis no entraban en el Seguro y yo tenía mi consulta en casa con una enfermera y con dos salas de espera: una para los particulares y otra para los demás, además en aquella época había muy pocos médicos así que también ejercí muchos años de médico de familia, tenía coche porque iba a visitar a los enfermos a sus casas a muchos pueblos, y los fines de semana, que aprovechaba para ver a los que estaban mal, llevaba a mis hijos”.

Hacía de analista en el laboratorio que tenía instalado en su casa y recuerda que “hacíamos los reactivos en casa con las materias primas, porque no los vendían hechos, cortábamos los esputos con una tijera y hacíamos los test de embarazo con la prueba de la rana”.

Ahora los tiempos han cambiado y en las Facultades de Medicina el número de hombres y mujeres se ha igualado. Lo que no se ha igualado en la misma proporción es el acceso a los puestos de responsabilidad. Como expone el presidente del Colegio de Médicos de Cantabria, Javier Hernández de Sande, las cifras son contundentes si las analizamos por franjas de edades:  En la franja de edad de 61 a 65 años de edad, el 62 por ciento son hombres y el 38 por ciento mujeres; mientras que en la franja de edad entre 25 y 30 años, hay un 31 por ciento de hombres y un 69 por ciento de mujeres. Unos datos que se corroboran a nivel nacional y reflejan, según los datos de del Estudio Sobre Demografía Médica de la Organización Médica Colegial (OMC) y la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), que sólo el 20 por ciento de las mujeres médico ocupan puestos de dirección.


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