martes, 5 de abril de 2022

Los dentistas ya no son lo que eran

(AZprensa) Hasta no hace muchos años, cuando una persona acudía al dentista con una muela o un diente roto o con caries, la obsesión de los dentistas era salvar por todos los medios esa pieza dental; cualquier cosa antes que caer en la “barbarie” de antaño de sacar una muela cuando veían que estaba muy deteriorada. Los dentistas eran auténticos héroes, superhombres que luchaban con todas sus fuerzas y toda la tecnología a su alcance para salvar la vida a esas piezas dentarias. Empastes, reconstrucciones, endodoncias, fundas, etc. todos los esfuerzos y tecnología estaban al servicio del paciente para que este pudiera conservar sus muelas y dientes originales.
 
¿Qué ha pasado ahora? ¿Cómo es que se ha vuelto todo al revés? Desde hace unos años, y cada vez de manera más acentuada, los dentistas han cambiado radicalmente de opinión. Ahora, cada vez que una persona acude al dentista con una muela o diente en mal estado, su obsesión no es salvar esa pieza sino arrancarla para poner en su lugar un implante.
 
Si los dentistas de antes eran héroes, ahora se han convertido en usureros que ponen como prioridad ganar dinero antes que velar por la integridad de la dentadura de sus clientes… y la verdad es que la diferencia entre lo que cuesta un empaste, funda o endodoncia frente a lo que cuesta un implante, es abismal.
 
Y lo que tampoco explican a los pacientes –sobre todo a los jóvenes- es que un implante no es para toda la vida, sino que posiblemente al cabo de los años surjan problemas y haya que repararlo o sustituirlo por algún otro sistema que aporte la tecnología y que –evidentemente- también será muy caro.
 
Mientras tanto, y para promover su negocio (porque en eso se ha convertido la carrera de odontología: en un negocio) realizan campañas de publicidad “vendiendo” los implantes como la panacea universal, como la única forma de tener una buena sonrisa, una sonrisa tan artificial como la vida actual que nos ha tocado vivir.
 
Las clínicas odontológicas ya no son “centros sanitarios” para atender y curar las dolencias de nuestra dentadura, sino “salones de belleza” carísimos a donde se acude no para “sanar” sino para “embellecer” nuestra boca y cuyo ideal sería sacarnos todos los dientes y muelas para sustituirlos por implantes. El negocio es el negocio.

 

“Médico, periodista y poeta”, hubo un tiempo en que los médicos eran ante todo seres humanos que escuchaban a sus pacientes y les dedicaban todo el tiempo necesario.
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