miércoles, 20 de abril de 2022

Así nos cuentan las cosas…

(AZprensa) Que las televisiones son “electrodomésticos para lavar el cerebro de los ciudadanos” tal como se define en el “Diccionario Político” (Amazon) no es ninguna novedad, y para cualquiera que tenga un poco de sentido común y capacidad de razonamiento, está meridianamente claro que las televisiones las utiliza los poderes públicos para “crear opinión”, es decir, para decirle a la gente lo que tiene que creer porque no hacen falta que piensen, que eso ya lo hacen los que gobiernan.
 
Hemos visto en las televisiones estos días cómo sigue confinada una ciudad china por un brote de coronavirus. De la noticia, tal como la cuentan, uno sólo se queda con los titulares que vienen a decir lo siguiente: “La ciudad china de Shangai sigue confinada por un brote de coronavirus. Ayer fallecieron tres personas”.
 
No suelen dar más detalles para que sólo nos quedemos con las palabras “confinamiento” que se traduce como “miedo” o “hay que estarse calladito y obedecer ciegamente al gobierno” y la palabra “fallecimiento” que se traduce, naturalmente, como “muerte” o “más miedo”.
 
Sin embargo si uno ahonda en esa noticia empieza a encontrar cosas sorprendentes. Por ejemplo, uno se da cuenta que Shangai tiene 25 millones de habitantes, así que tres muertos sobre 25 millones de habitantes, es una cifra ridícula. Pero aún hay más, escarbando lo que se puede en esas informaciones sesgadas que dan, uno encuentra así con que esas “tres personas” que fallecieron tenían más de 89 años y estaban muy mal de salud.
 
Total, que esas tres personas que murieron por esa causa –según dicen- hubieran muerto igual por cualquier otra causa, porque nadie vive eternamente, sobre todo si se es muy viejo y se tiene mala salud.
 
Hay también otra lectura que puede hacerse de todo esto: ¿Por qué China confina una ciudad de 25 millones habitantes mientras que en el resto del mundo ya se están relajando las medidas anti COVID? La razón es muy sencilla: a China le queda muy lejos la guerra de Ucrania y, en cierto modo, le importa un bledo. A los chinos no les asusta que haya guerra en ese país europeo tan lejano, en cambio el virus que surgió en China sí que lo han tenido cerca y lo han padecido, así que todo lo que sea seguir metiendo miedo con el virus le funcionará perfectamente a su Gobierno. Y así lo hacen.
 
Por lo que se refiere al mundo Occidental, la guerra de Ucrania es una bendición porque gracias a ella ya tienen otro monotema informativo para aterrorizar a la población y para justificar la escalada de precios que arruina a las clases medias y bajas, pero enriquece más aún a las grandes fortunas. Y por otra parte –como ya ha puesto claramente de manifiesto el presidente de España, Pedro Sánchez- la culpa de que suban todos los precios la tiene la guerra de Ucrania (aunque ya llevasen subiendo muchos meses antes) y el Gobierno lo está haciendo todo muy bien.
 
Como vemos, manipulación pura y dura. Al dictador de Ucrania que había cerrado (antes de la guerra) muchos medios de comunicación que no le eran afines, nos lo presentan como un demócrata ideal, casi como a un santo, y todo porque había dejado que se instalasen en su territorio armas de la OTAN con misiles apuntando a Rusia. Y así nos lo seguirán presentando mientras esta guerra siga siendo útil para que los poderosos se enriquezcan más y la población no proteste culpando de todo no a sus respectivos gobiernos sino a Putin.
 
En la imagen: Lavadora de cerebros con mando a distancia en la que, por mucho que cambies de canal, siempre te saldrá el mismo programa.
 

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