sábado, 7 de octubre de 2023

El coche que conduce solo

(AZprensa) Ya ha sido autorizado en España el coche que “conduce solo” y dentro de poco, algunos snobs con dinero serán los primeros en comprarlo. Nos lo venden como “el coche del futuro”, como “un gran avance”, y cosas por el estilo; pero ¿es verdad que supone un gran avance y nos va a hacer la vida más fácil? Pues no.
 
Aparte de que su precio será más alto que el de cualquier otro modelo similar, este coche no quita trabajo al conductor. Para empezar, sólo puede “conducir solo” cuando está en una autovía o autopista en buen estado, y esto quiere decir que –por ejemplo- para salir de Madrid tienes que conducirlo manualmente y sólo cuando ya llevas unos cuantos kilómetros de autovía puedes dar al botón para “que conduzca él”.
 
A partir de ese momento, el coche circulará en función del tráfico que haya y de las limitaciones de velocidad que haya. Frenará si es necesario y acelerará si es necesario… pero siempre dentro de los límites de la legalidad, es decir, jamás se le ocurrirá circular a 81 km/h si la velocidad marcada es de 80 km/h.
 
Bueno, si no tienes prisa y quieres hacer el viaje en plan trenecito, sin tener que hacer más maniobras de las necesarias, te puede interesar, pero… y aquí viene lo peor. Este coche va equipado con una cámara interior que vigila tus ojos. Si se te ocurre cerrarlos, o girar la cabeza a la derecha para hablar con el copiloto, o girar la cabeza a la izquierda para mirar el paisaje, o bajar la vista para buscar cualquier cosa en la guantera, el coche hará saltar una alarma para que espabiles y mires al frente, porque las mentes iluminadas de sus creadores han previsto que la única ventaja (¿!) que se concede al conductor de estos coches es la de no tener que tocar el volante ni pisar los pedales en los tramos establecidos de autopistas y autovías, pero tiene que estar todo el viaje mirando al frente como si estuviese conduciendo de verdad.
 
Pero ¿de verdad que alguien se cree que esto es una ventaja? ¡Más parece una tortura! ¡El conductor tiene que estar inmóvil y atento al frente pero sin hacer nada ni por supuesto girar la cabeza un instante!
 
Y de lo que no hablan tampoco es de qué pasará cuando en una de esas autopistas o autovías el coche se encuentre con un montón de rayas blancas y amarillas que se entrelazan unas con otras, tal como sucede en los tramos con obras; ni tampoco dicen nada de qué hará el coche cuando en algún tramo estén borradas algunas líneas; ni tampoco cuando surja cualquier imprevisto.
 
En definitiva, eso no es un coche sino una cárcel y un instrumento de tortura que seguro habrá algunos imbéciles que se lo compren para presumir.
 
PD.- Por cierto, fíjate en la foto. Así es como tienes que estar en ese coche: Inmóvil, con las manos apoyadas en las piernas, las piernas sin moverlas y la cabeza fija al frente con los ojos abiertos. Y ahora… ¡échale kilómetros de carretera! ¡Cuando llegues necesitarás ir a l fisioterapeuta para que desagarrote tus músculos y un psicólogo para que le libere del estrés!
 

Con un poco de humor todo iría mejor…
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