(AZprensa)
Los resultados de un estudio realizado por la Sociedad Española de Patología
Digestiva (SEPD) hace unos años, vino a demostrar que los españoles desconocen
algunos de los términos empleados en la especialidad de Aparato Digestivo, que
se corresponden con enfermedades muy comunes. Es el caso de la dispepsia, un
trastorno que produce dolor o malestar en la parte alta del abdomen o en el
pecho que, a menudo se describe como tener gases, sensación de estar lleno o
como un dolor corrosivo o urgente. Aunque puede estar producida por ansiedad,
sin tener ningún origen orgánico. Sólo el 13% de la población conoce como tal
la dispepsia, cuando en realidad afecta a casi el 25% de la población.
La
dispepsia (palabra de origen griego, que etimológicamente significa digestión
difícil) es un término de uso bastante actual en la medicina digestiva moderna,
aproximadamente desde hace 30 años, y es normal que la población aún no conozca
bien el significado, principalmente por dos razones: porque el paso de los
conocimientos médicos desde el médico al paciente es lento y, en gran medida,
depende del interés de los propios profesionales y, por otra parte, porque
muchos médicos (generalmente no relacionados con la especialidad de Aparato
Digestivo) aún utilizan una terminología inadecuada y ya en desuso.
Aunque
los pacientes no conozcan la terminología de su trastorno, sí que tienen muy
claro cuáles son los síntomas
Este
tipo de estudios es necesario para que los médicos perciban lo que la sociedad
piensa sobre su propia especialidad. Normalmente –como en este caso- sus
resultados avisan bien claramente de que los médicos deben emplear con los
pacientes
un lenguaje que puedan entender, pero que sea correcto, ya que a veces la
excesiva simplificación puede llevar a errores.
Por
su parte, los pacientes deben preguntar a su médico, ya que ha de existir una
interrelación entre la clase médica y la población que permita que todos hablen
el mismo idioma y no se produzcan distorsiones. Hay que evitar ese tipo de
situaciones en que un paciente dispéptico crea que lo suyo es una simple
gastritis.
Esta
misma confusión de conceptos se observa, en parte, en la percepción que los
pacientes tienen de las pruebas diagnósticas empleadas en el diagnóstico de
enfermedades digestivas. Según los resultados del estudio, la radiografía de
contraste, la colonoscopia y la gastroscopia son las pruebas desagradables e
incómodas. Se observa, pues cómo la población no tiene muy claro qué es una
radiografía de contraste, ya que aunque – en el caso de la enema opaca – la
preparación del paciente pudiera ser algo incómoda por el uso de laxantes, la
exploración no es incómoda.
Con
respecto a las pruebas endoscópicas reseñadas como desagradables por el
estudio, la colonoscopia y la gastroscopia, hay que reconocer que sí son
molestas, pero su valor diagnóstico es insuperable, de ahí la necesidad de su
correcta y no abusiva indicación. El paso del endoscopio por la garganta puede
producir náuseas y tos en algunos pacientes, a pesar de la anestesia local. En
el caso de la colonoscopia (hasta el ciego), si no en todos los pacientes, en
muchos puede producir dolor en razón a la distensión por el aire inyectado o
tracciones en el colon, lo que ha hecho que se utilice la sedición en las
Unidades de Endoscopia.
Fuente.-
“Estudio de percepción sobre las enfermedades digestivas en la población
española”, realizado por la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD).
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