Lo que importa es el Gobierno, no la salud de los médicos

(AZprensa) Repasando los disparates e incongruencias de la pasada pandemia de Covid-19, me llamó la atención y me indignó al mismo tiempo, un comunicado emitido por el Consejo Andaluz de Colegios de Médicos en marzo de 2020. En el mismo hacía un llamamiento a los médicos para que extremasen las medidas de prevención frente al coronavirus, aunque en ese comunicado no se destacaba la preocupación por la salud de los médicos sino la preocupación por si estos cogían una baja laboral por enfermedad y no podían ir a trabajar para curar a todos esos pacientes. Dicho de otra forma: Prohibido ponerse enfermos. Que no se le ocurra a ningún médico faltar al trabajo por enfermedad, porque cada vez hay más pacientes y se necesita a todos los profesionales sanitarios en sus puestos de trabajo.

 
Se destacaba en ese comunicado que “se suspenden las actividades de formación y se recomienda no llevarlas a efecto hasta que remita la enfermedad”, es decir hasta nueva orden, sin especificar fecha ni siquiera aproximada.
 
Para dar ejemplo, los Colegios de Médicos de Andalucía anunciaron que suspendían todas sus reuniones y cursos de formación como medida de prevención, y recordaban que “el Ministerio de Sanidad ha hecho públicas unas medidas extraordinarias para prevenir el contagio en el ámbito sanitario, entre ellas se desaconseja a los médicos su participación en jornadas, congresos, cursos y reuniones de gran afluencia”.
 
Por consiguiente, el médico que quisiera seguir aprendiendo tendría que recurrir a Internet y a libros y revistas de Medicina. Decían, además, que solamente “se pueden mantener las reuniones internas de personal habituales a los centros sanitarios” pero destacando que “deben aplazarse todos los eventos que impliquen la asistencia de personal que no trabaje en los mismos”.
 
En definitiva, en su comunicado dejaban bien claro que su principal preocupación no era la salud de los médicos sino su rendimiento laboral: “El objetivo de estas medidas es garantizar la disponibilidad de los profesionales en sus puestos de trabajo y evitar así que puedan actuar como transmisores de la enfermedad”. En otras palabras: que no falte ningún médico ni profesional sanitario a su puesto de trabajo, y que estén sanos para que puedan seguir haciendo su trabajo, tal como quería el Gobierno de Pedro Sánchez que confinó ilegalmente (así lo dictaminó después el Tribunal Superior de Justicia) a todos los ciudadanos.
 

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