(AZprensa)
Hace ya unas cuantas décadas, cuando el mundo era más humano, había periódicos
que incluian en sus páginas un espacio dedicado a la poesía. Así, entre
noticias, editoriales, reportajes, etc. siempre se dejaba un hueco a la
inspiración de los poetas para que todos pudiésemos relajarnos un momento y
evadirnos de la realidad. Y a veces todo ello iba aderezado con una sonrisa.
¿Qué mejor medicamento para cuerpo y alma?
Uno
de esos ejemplos lo encontramos en el diario “El eco de Daimiel” que se editó
del año 1885 al año 1890 y se subtitulaba “Periódico político, de ciencias, literatura
y artes”. Allí se publicaban, en tan bello rincón, poesías de todos los tipos y
de todos los estilos y –como hemos señalado- también el humor hacía buenas
migas con la poesía. Este es un buen ejemplo y, aunque esté firmada por José
maría Díez, quien nos habla es la propia coliflor:
LA COLIFLOR
En
buena tierra plantada,
regada con agua impura
y al calor de la basura,
pronto crecí alborozada.
Hoy, doncella codiciada,
a ninguno le disgusto,
y como a todos doy gusto
y libre y feliz me veo,
alegre me balanceo
sobre mi tallo robusto.
Soy
fea, yo me alabo,
soy rechoncha, no gentil,
mas quiérenme el perejil,
el cardo, el apio y el nabo;
quien diga que tengo pavo,
que soy sosa, fría, yerta,
vive Dios que no lo acierta,
que si bien se me examina
soy la tajada más fina
de las tajadas de huerta.
Comida
sola doy miedo,
pero aquél que mi cogollo
prueba mezclado con pollo,
de gusto se chupa el dedo.
Por lo tanto, decir puedo
sin modestia ni rubor,
pues que en todo comedor
mi nombre se inmortaliza,
¡Soy la mejor hortaliza!
¡Me llamo la Coliflor!
José
María Díez
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon.
“Médico, periodista y poeta”: https://amzn.to/3bRZpfZ
regada con agua impura
y al calor de la basura,
pronto crecí alborozada.
Hoy, doncella codiciada,
a ninguno le disgusto,
y como a todos doy gusto
y libre y feliz me veo,
alegre me balanceo
sobre mi tallo robusto.
soy rechoncha, no gentil,
mas quiérenme el perejil,
el cardo, el apio y el nabo;
quien diga que tengo pavo,
que soy sosa, fría, yerta,
vive Dios que no lo acierta,
que si bien se me examina
soy la tajada más fina
de las tajadas de huerta.
pero aquél que mi cogollo
prueba mezclado con pollo,
de gusto se chupa el dedo.
Por lo tanto, decir puedo
sin modestia ni rubor,
pues que en todo comedor
mi nombre se inmortaliza,
¡Soy la mejor hortaliza!
¡Me llamo la Coliflor!
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