lunes, 27 de mayo de 2024

Fin de la historia

(AZprensa) Me gustan las historias con final feliz y esta es una de ellas. Una historia además que nunca pude imaginar cómo se desarrollaría ni –por supuesto- cómo acabaría. Una historia que ha durado 230 años…
 
Todo comenzó cuando murió mi tío Rafael y nadie mostró el más mínimo interés por todos los libros que tenía… pero yo sí. La mayor parte de ellos los incorporé a mi biblioteca personal (y eso que por aquél entonces yo sólo tenía unos 16 años más o menos, pero ya era un lector empedernido). Pero, de entre todos ellos, me llamó la atención uno de 64 páginas ¡escrito a mano! En la primera hoja se podía leer la fecha, que venía escrita en números romanos: MDCCLXXXXIV. ¡Tenía entre mis manos un auténtico manuscrito de 1794! Lo revisé muchas veces aunque nunca llegué a leerlo del todo, sólo algunas hojas, porque aquello estaba escrito en castellano antiguo y en verso.
 
Pasó el tiempo, pasaron los años, y fui creciendo. Muchos de aquellos libros heredados  los fui vendiendo para comprar otros nuevos, pero el manuscrito no, ese continuaba siempre a mi lado. Algo me decía que no podía desprenderme de él, había algo así como una extraña conexión entre nosotros.
 
Y pasó más tiempo y un buen día me decidí, por fin, a leerlo completo. La historia me entusiasmó. Nos trasladaba a la Grecia clásica de hace 2600 años y nos contaba una historia de amor, amistad y honor… porque en aquellos años (no como ahora) una palabra valía más que cualquier contrato.
 
Comprendí que había sido un privilegiado al tener en mis manos aquél documento y que, en cierto modo, tenía una deuda con su autor: Wenceslao de Argumosa. Pensé que una forma de saldar esa deuda era hacer llegar esa historia al público y para ello, sentí que debía trasladar esa historia al lenguaje de la narrativa actual, convertir ese texto en una novela. Me documenté sobre la época y sus costumbres, a fin de crear el ambiente necesario, y me puse a escribir la novela. La titulé como el manuscrito original “La Olimpiada” y quedó disponible en ediciones digital e impresa en Amazon: https://amzn.eu/d/0Pgy9Ts
 
Pero yo seguía teniendo el manuscrito en mi poder y de alguna forma quería compartirlo con los demás, así que decidí digitalizarlo y volcarlo en un blog abierto a todo el público, de tal forma que cualquier persona que esté interesada en el mismo, o que simplemente por curiosidad quiera hojearlo, puede hacerlo a través del blog “Wenceslao de Argumosa” en este enlace: https://wenceslaodeargumosa.blogspot.com/
 
Ya estaba todo hecho, ya tenía saldada mi deuda con Wenceslao de Argumosa, o al menos eso creía… Sin embargo me di cuenta que yo ya era viejo, que posiblemente tras mi muerte todos mis libros (incluido este manuscrito) fuesen a parar a la basura o se malvendiesen a cualquier librero, así que decidí que lo mejor era que ese manuscrito volviese a su casa, a Guadalajara, a su Museo Provincial. Y así lo hice, el 15 de mayo de 2024 hice oficialmente la entrega de dicho manuscrito a la ciudad de Guadalajara, tal como puede verse en estos dos reportajes:
Noticia sobre la donación al Museo: https://azpressnews.blogspot.com/2024/05/wenceslao-de-argumosa-vuelve.html
Reportaje fotográfico: https://azpressnews.blogspot.com/2024/05/un-manuscrito-de-1794-para-el-museo-de.html
 

“La Olimpiada” (Vicente Fisac. Amazon):

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