Para una gran compañía internacional como Zéneca, que
cotizaba en las bolsas de Londres y Nueva York, y que con la fusión pasaría
también a cotizar en la bolsa de Estocolmo, era importante seguir el día a día
de la bolsa y esa información la llevé también puntualmente a todos los
empleados y medios de comunicación, con los pertinentes comentarios que a tal
efecto hiciesen los directivos. Pero la bolsa no es algo reservado a las
grandes fortunas, sino que también, cualquier pequeño ahorrador podía invertir
en la misma y para ello necesitaba información de primera mano tal como la que
facilitaba (de hecho yo mismo me convertí poco después en accionista de la
compañía).
La transparencia es la mejor arma contra los “rumores” y por
consiguiente el mes anterior a la fusión fue de bastante tranquilidad a nivel
bursátil. De esta forma, ese mes el valor de las acciones osciló entre las 20 y
25 libras con tan solo un pequeño repunte el día 20 en que superó las 26
libras. Este “Pulso a la bolsa” se constituyó como una de las secciones fijas
de aquél periódico de empresa.
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