En el año 1999 la comunicación directa de los laboratorios
farmacéuticos con los pacientes ya era una realidad... aunque solo en Estados
Unidos porque en Europa los Gobiernos mantenían (y siguen manteniendo
amordazados) a los laboratorios. Por el contrario en Estados Unidos era posible
hacer publicidad en medios de comunicación generales (prensa, radio,
televisión...) de medicamentos de prescripción. Pero más sutil que la publicidad
eran las acciones de comunicación como la llevada a cabo por Séneca para su
fármaco Nolvadex (tamoxifeno). Este fármaco acababa de ser reconocido por la
FDA como “tratamiento preventivo del cáncer de mama en mujeres de alto riesgo”.
A este efecto, el laboratorio Zéneca puso en marcha una campaña de información
telefónica para que las mujeres pudiesen saber si se encontraban o no en ese
grupo de “alto riesgo”. La campaña fue todo un éxito y en la primera semana se
recibieron en ese teléfono 38.000 llamadas.
A las mujeres que llamaban se les ofrecía consejo y se les
facilitaba diversa información, entre ella, un sencillo test de autoevaluación
para conocer el nivel de riesgo que tenían de padecer esa enfermedad.
El portavoz de la compañía, Steve Lampert, reconoció el
éxito de esta iniciativa que, con se mantuvo largo tiempo con una media de
6.000 llamadas diarias lo que representaba un 50 por ciento más de lo que el
propio laboratorio había estimado; y es que los pacientes quieren estar
informados y nadie mejor que el descubridor y fabricante de un fármaco para
informar de ese fármaco aunque su opinión pueda tacharse de parcial, pero
¿quién va a saber más que el propio descubridor?
No hay comentarios:
Publicar un comentario