Con la edad, el cuerpo pierde la capacidad de
detectar la sed. Por tanto, para mantenerse bien hidratados, las personas
mayores deben anticipar las necesidades de su cuerpo y no siempre esperar a
tener sed para beber algo. Para prevenir la deshidratación, lo más importante
es beber de manera regular. Idealmente, los ancianos deberían acostumbrarse a
beber uno o dos vasos de alguna bebida con cada comida y beber a lo largo del
día cuando no estén comiendo.
Las personas normalmente beben cuando tienen
sed, y frecuentemente esta señal de sed garantiza una ingesta de líquidos
suficiente para mantener una adecuada hidratación. Pero al llegar a la edad de
60 años, si las personas sólo beben cuando tienen sed, es posible que no reciban
la cantidad de agua que necesitan. El problema empeora a medida que envejecen.
La deshidratación –según alerta el European
Hydratation Institute- puede causar serios problemas en los adultos de mayor
edad. Las personas de edad avanzada tienen el riesgo más alto de deshidratación
y sus consecuencias pueden ser potencialmente letales. Las personas de edad
entre 85 y 99 años tienen una probabilidad 6 veces mayor de ser hospitalizados
debido a la deshidratación que aquellos entre 65 y 69 años. La deshidratación
leve también puede causar síntomas como el estreñimiento.
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