(AZprensa, Editorial) Me ha llamado la atención el artículo
demoledor sobre la situación actual de España que ha publicado en su blog
Carmen Sereno. Lo titula "Diez cosas en las que pienso, cuando pienso en España" y hay una de ella que no me resisto a transcribir tal cual:
“En un mercado laboral cada vez más hostil y precario, que deniega
sistemáticamente segundas oportunidades, y en el que, a pesar del doloroso 23%
de paro, la contratación de becarios -sí, has leído bien- ha crecido la
friolera de un 350%. Becarios que, a diferencia de lo que ocurre en otros países,
no siempre son remunerados, sufren jornadas maratonianas, o cuentan con
responsabilidades que exceden con mucho la finalidad formativa de los contratos
de prácticas. Un mercado laboral para el que valemos 655, 2 euros, frente
a los 1.473 de Alemania, los 1.458 de Francia, o los 1.510 de Reino Unido. Que
nos exige experiencia, conocimientos cada vez más multidisciplinares, capacidad
para gestionar la presión y el estrés, y, por supuesto, que nos
olvidemos de esa cosa tan exótica llamada conciliación. Y, a cambio, ¿qué nos
ofrece? Un contrato temporal. O lo que es lo mismo, la posibilidad de dejar de
ser una estadística durante unos pocos meses”.
Poco más se puede decir, sobre todo cuando llega la época de
elecciones y los ciudadanos vuelven a votar a los mismos partidos, causantes y
cómplices de esta situación. Hay una élite privilegiada de chorizos que se ríen
de nosotros porque hagan lo que hagan, sus votantes les siguen votando.
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