(AZprensa)
El Dr. Javier Álaba ha resaltado
la importancia de desarrollar protocolos para controlar correctamente a los
pacientes geriátricos institucionales con fibrilación auricular (FA) que están
siendo anticoagulados. Así, ha destacado que “es necesario adecuar el
tratamiento a la valoración geriátrica integral, con el objetivo de marcar
adecuadamente los objetivos asistenciales. Para ello, deben controlarse
periódicamente la frecuencia cardiaca, la función renal y el peso como parte
fundamental para ofrecer tratamientos adecuados y adaptados a las necesidades
concretas de cada uno de los pacientes”.
La importancia de una correcta anticoagulación adquiere especial
importancia en aquellos pacientes con más riesgo debido a su edad avanzada. En
este sentido, el Dr. Álaba ha
alertado que “un alto porcentaje de los pacientes están antiagregados, lo cual
implica un mayor riesgo cardioembólico y de sangrado”. Así, ha explicado como
el Tiempo de Rango Terapéutico (TRT), como indicador de grado de
anticoagulación en los pacientes en tratamiento con antivitamina K (AVK), es
inferior al 50%, por lo que se encuentran en rango subóptimo.
El
estudio “Grado de control de la anticoagulación en pacientes geriátricos
institucionalizados con fibrilación auricular no valvular permanente”,
impulsado por el Instituto Gerontológico Matia, ha reunido en San Sebatián a
numerosos expertos. Entre las principales conclusiones cabe señalar la alta
prevalencia de la fibrilación auricular (un 8,5% de la población española mayor
de 60 años la padece, alcanzando al 21%, en la población que reside en centros
geriátricos), estando anticoagulados sólo el 50% de ellos y principalmente con
AVK. Del 50% de pacientes no anticoagulados, el 35% estaba antiagregado y el
15% restante sin tratamiento preventivo de eventos cardioembólicos. También se
ha detectado la relevancia de la comorbilidad, factores de riesgo
cardiovasculares y trastornos clínicos asociados que afectan a un 40% de la
muestra; siendo la tasa de
mortalidad del 29% en aquellos pacientes sin tratamiento antitrombótico.
Por
todo ello la anticoagulación oral crónica es el tratamiento recomendado para
las personas que padecen esta arritmia cardiaca y prevenir, de este modo, las
complicaciones tromboembólicas.
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