sábado, 29 de octubre de 2016

Deficiencias en el control de ancianos en tratamiento anticoagulante

(AZprensa) El Dr. Javier Álaba ha resaltado la importancia de desarrollar protocolos para controlar correctamente a los pacientes geriátricos institucionales con fibrilación auricular (FA) que están siendo anticoagulados. Así, ha destacado que “es necesario adecuar el tratamiento a la valoración geriátrica integral, con el objetivo de marcar adecuadamente los objetivos asistenciales. Para ello, deben controlarse periódicamente la frecuencia cardiaca, la función renal y el peso como parte fundamental para ofrecer tratamientos adecuados y adaptados a las necesidades concretas de cada uno de los pacientes”.

La importancia de una correcta anticoagulación adquiere especial importancia en aquellos pacientes con más riesgo debido a su edad avanzada. En este sentido, el Dr. Álaba ha alertado que “un alto porcentaje de los pacientes están antiagregados, lo cual implica un mayor riesgo cardioembólico y de sangrado”. Así, ha explicado como el Tiempo de Rango Terapéutico (TRT), como indicador de grado de anticoagulación en los pacientes en tratamiento con antivitamina K (AVK), es inferior al 50%, por lo que se encuentran en rango subóptimo.

El estudio “Grado de control de la anticoagulación en pacientes geriátricos institucionalizados con fibrilación auricular no valvular permanente”, impulsado por el Instituto Gerontológico Matia, ha reunido en San Sebatián a numerosos expertos. Entre las principales conclusiones cabe señalar la alta prevalencia de la fibrilación auricular (un 8,5% de la población española mayor de 60 años la padece, alcanzando al 21%, en la población que reside en centros geriátricos), estando anticoagulados sólo el 50% de ellos y principalmente con AVK. Del 50% de pacientes no anticoagulados, el 35% estaba antiagregado y el 15% restante sin tratamiento preventivo de eventos cardioembólicos. También se ha detectado la relevancia de la comorbilidad, factores de riesgo cardiovasculares y trastornos clínicos asociados que afectan a un 40% de la muestra; siendo la tasa de mortalidad del 29% en aquellos pacientes sin tratamiento antitrombótico.

Por todo ello la anticoagulación oral crónica es el tratamiento recomendado para las personas que padecen esta arritmia cardiaca y prevenir, de este modo, las complicaciones tromboembólicas.

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