(AZprensa) El Dr. Enrique Palacio, médico adjunto del
servicio de Neurología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla
(Santander) ha explicado, en una entrevista concedida al Colegio de Médicos de
Cantabria, cuáles son los tres pilares para controlar el ictus: “la prevención
antes y después de padecerlo, el manejo del ictus en la fase aguda y en la fase
crónica por parte de los especialistas, y la rehabilitación y la reinserción” y
ha insistido en que “es muy posible sobrevivir a un ictus”, destacando que “la
rehabilitación es fundamental y se pueden recuperar gran parte de las funciones
e, incluso, el cien por cien”.
Y es que “el tiempo de reacción y actuación de un
paciente cuando detecta síntomas de un ictus es determinante, cuanto
antes llega al hospital aumentan muchísimo las posibilidades de que se le pueda
tratar con muchas menos consecuencias o con ninguna. Por cada 15 minutos que
ganemos aumentan las posibilidades de evitar que el paciente sea dependiente en
un 4 por ciento, y disminuye otro 4 por ciento la mortalidad”.
Enrique Palacio aporta estos datos con satisfacción y
añade que “desde que yo empecé el número de casos ingresados fue en aumento
pero en los últimos años han disminuido los ingresos, probablemente por un
mejor control de los factores riesgo, que son los clásicos: hipertensión,
diabetes, dislipemias, hiperclorestemia y arritmias cardiacas; y otros
relacionados con los hábitos, como el
consumo del tabaco o alcohol. Por eso hay que destacar que la mayor parte de
los ictus son evitables con un control adecuado de los factores de riesgo”.
Esta es la razón por la que el doctor Palacio le da tanta
importancia al conocimiento de la población porque “la detección de los
síntomas de un infarto cerebral ha mejorado pero queda mucho camino por
recorrer, hoy en día a la gente le suena el termino, antes no sabían a qué se
refería, pero hay que divulgar los síntomas, que son seis: pérdida de fuerza,
que suele ser en una parte del cuerpo, pérdida de sensibilidad o parestesias
(hormigueos o calambres), alteraciones visuales, sensación de inestabilidad, alteraciones
del lenguaje y una cefalea muy intensa. Y si mejoramos la educación en salud de
la población también reduciremos las consecuencias de estos accidentes
cerebrales”.
Palacio también explica que “hay dos tipos de ictus, el
isquémico (85 por ciento de los casos), que se produce por una obstrucción
arterial; y el hemorrágico, que es por
rotura de una arteria cerebral”.
En cuanto a los procedimientos a seguir cuando es
ingresado un paciente, expone que “cuando llega es valorado por neurología y si
se confirma el ictus se realiza un tac craneal lo más pronto posible, y si no
hay contraindicación, se pone en marcha los tratamientos recanalizadores, que
son de dos tipos: la fibrinólisis, que consiste en la administración de un
medicamento que potencia la recanalización del trombo que solo se puede
administrar en las primeras cuatro horas y media tras el accidente cerebral; y
el tratamiento más reciente que ha revolucionado la asistencia al ictus: la
trombectomía mecánica, que consiste en la extracción del trombo por vía
endovascular, y se puede realizar en las primeras seis horas e incluso en
determinados casos hasta en las primeras 24 horas desde el inicio de los
síntomas”.
Y en base a estos procedimientos, concluye diciendo que
“cuando la aplicamos tenemos resultados en el 60 por ciento de los pacientes
porque los ictus tienen solución en un tanto por ciento muy alto, basta decir
que sin tratamiento se recuperan el 30 por ciento de los enfermos y que la
mortalidad está por debajo de un tercio de los pacientes afectados”.
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