(AZprensa) El cáncer de mama es el tumor más frecuente en
las mujeres occidentales. Tan solo en España, cada año se diagnostican
alrededor de 33.307 nuevos cánceres de mama. Susana, Irene y Estrella, tres
mujeres afectadas por esta enfermedad que ganaron la batalla al cáncer,
comparten su historia para dar fuerza y apoyo a las mujeres que hoy se
encuentran en su misma situación.
Susana, una toledana de 42 años, ha podido hacer realidad
su mayor deseo gracias al Programa gratuito “Ser Madre después del cáncer” que
IVI puso en marcha en 2007. La mejor de las recompensas a una dura lucha por
superar el cáncer de mama que truncó su vida hace 7 años.
“Cuando me diagnosticaron cáncer de mama, directamente
pensé: Me muero. Me lo comunicó la radióloga de la Unidad de Mama de mi
hospital. Y en el momento en que pronunció esas tres fatídicas palabras, me
atravesaron como puñales. Cáncer de mama… En ese preciso instante dejé de
escuchar. Ella seguía hablando, pero mi mundo se paró en seco. Estaban conmigo
mis padres, mi hermana e incluso unas compañeras. Pero el tiempo se detuvo a mi
alrededor y yo solo pensaba: Cáncer, me muero. Me invadió una sensación de
mareo, lágrimas que caían de manera incontenible por mi cara, y el mismo
pensamiento que me atormentaba”, explica Susana.
Y, como bien apunta metafóricamente, se bajó del tren y
se centró en la frase de su radióloga: “Piensa que es un año malo, con
tratamientos, pruebas y demás”. Susana solo tenía un objetivo: sobrevivir.
“Cáncer” sigue siendo una palabra que sentencia, pero
que, a día de hoy, y gracias a la ciencia, no es esa losa que marca el final.
El caso de Susana estuvo rodeado de carambolas. A sus 36
años en el momento del diagnóstico, y sin hijos, tuvo que replantearse el rumbo
de su vida y luchar, como ella bien dice, por ese comodín para poder ser madre
en un futuro.
“Por suerte o por desgracia, tardé mucho más en encauzar
el tema de la maternidad por la unidad que me trató. Radióloga, cirujano,
cirujano plástico y oncólogo perfilaron los pasos a seguir para atajar cuanto
antes mi cáncer. Pero la opción de ser madre en un futuro no se barajó en
ningún momento. Y casi por casualidad, de repente, se me encendieron todas las
alertas: ¿Y qué pasa si quiero ser madre? Soy yo, primera persona, mujer, y
para mí era importante ser madre. Tuve la suerte de conocer a una persona que
hizo sus prácticas de Biología en IVI, así que me habló de las opciones que
ofrecíais para mujeres como yo, con una dura batalla por afrontar y una ilusión
a la que me negaba a renunciar”, añade.
Es importante conocer las opciones para ser padre o madre
después de un cáncer. La divulgación y concienciación al respecto, no solo en
la unidad de ginecología, sino en todas las áreas involucradas en el
diagnóstico y tratamiento del cáncer, ayudan a que los pacientes sean
conscientes de que esto es una realidad, y no una posibilidad remota. Es
posible ser madre después del cáncer.
“Yo tenía claro que quería preservar mis ovocitos, así
que insistí a mi oncólogo y le dije que necesitaba hacerlo. Y que, si no podía
darme el tiempo que necesitaba para vitrificar mis óvulos, que me dejara morir,
pero que quería preservar. Quise luchar por ese comodín, por mi autonomía y
libertad para decidir si quería ser madre, y la ciencia me brindaba la
oportunidad de hacerlo. Debía aprovecharlo”, afirma.
Gracias a esto, y 7 años después, Susana es mamá reciente
de un bebé de 4 meses llamado Manuel.
“Cuando se abre la veda y tu oncólogo te da vía libre es
algo emocionante. Entras en IVI con otro color, lo vives todo intensamente, y
cuando se materializa es magia. Instalaciones modernas, la mayor tecnología,
punteros en muchísimas cosas, pero el trato humano es verdaderamente bueno,
cercano, involucrado en cada momento del proceso. He sido una persona para
ellos, no un número más como podía pensar de una empresa de esta envergadura.
IVI me devolvió la ilusión al ver que hay un proyecto social que todo su equipo
humano vive y comparte. Tiene un equipo de profesionales detrás que te cuidan
con mimo; juegas con caballo ganador. Y el miedo está ahí, pero cuando ves la
eco, ves cómo crece y cómo evoluciona, el miedo desaparece. La maternidad es
una energía que trasciende, un poder que puede con y contra todo. Y cuando se
materializa, se despierta por la mañana y te sonríe, y te mira como si
estuviera viendo a Dios, te emocionas y todo tiene sentido. Algo por lo que has
luchado tanto tiempo y que tienes justo entre tus brazos. El mayor regalo”,
concluye.
Como Susana, Irene y Estrella, más de 800 mujeres han
vitrificado sus ovocitos en IVI, tras su diagnóstico de cáncer de mama, dentro
de su programa gratuito para pacientes oncológicos. Fruto de ello, ya son 29
los bebés nacidos después de que sus madres le ganaran la batalla a su enfermedad,
a los que se sumarán los 7 que vienen en camino.
Irene y Estrella emocionadas, escuchan con cierto anhelo
las palabras de Susana. Ellas aún esperan el alta para poder emprender su
camino hacia la maternidad con la misma valentía con la que han superado su
cáncer de mama. Para todas ellas, la esperanza futura de ser madres les ha
llenado de fuerza para hacer frente al gran gigante llamado cáncer.
Miedo, preocupación, incertidumbre, dudas, cientos de
dudas y el inmenso deseo de ser madres les unió con un único fin: aferrarse a
la vida.
La ciencia avanza, y como bien apuntaba el padre de
Estrella para buscar el lado positivo a la realidad de su hija: “Tienes que
pensar que has tenido suerte. Y que si hubieras nacido hace 50 años,
probablemente te hubieras muerto. Y si hubieras tenido esto hace 15,
probablemente no hubieras podido ser madre”.
Y es que IVI hizo posible el nacimiento de los primeros
niños del mundo provenientes de ovocitos vitrificados de pacientes con cáncer.
Conocimiento y experiencia a disposición de iniciativas sociales como esta, que
dan como resultado ilusiones hechas vida.
¿Puede la preservación de mi fertilidad empeorar mi
cáncer?
Las pacientes diagnosticadas de cáncer que acuden a una
consulta de reproducción asistida para informarse acerca de la preservación de
ovocitos llegan asustadas, lógicamente. Les preocupan el tiempo y las
complicaciones que se puedan generar. Pero lo cierto es que ni el tiempo ni las
complicaciones son ahora un problema.
Datos publicados acerca del seguimiento de pacientes que
se han estimulado para congelar ovocitos muestran los mismos resultados de
supervivencia que las que no lo han hecho. La estimulación ovárica para obtener
ovocitos a vitrificar no repercute en la evolución del cáncer, y más cuando en
todo momento se colabora con el oncólogo para ajustar el proceso y la
medicación y que no influya en el tratamiento posterior que vaya a recibir la
paciente. El protocolo está perfectamente definido para cada caso.
La vitrificación de ovocitos es una ventana de
oportunidad que las pacientes oncológicas pueden aprovechar para guardar un
comodín futuro de ser madres.
Y, por último, surge la eterna duda: ¿Qué posibilidades
tengo de que esto funcione?
Los resultados siempre van ligados a la edad a la que se
congelan los ovocitos. Cuanto más joven es la paciente en el momento de la
vitrificación, más posibilidades futuras tendrá de poder ser madre con sus
propios ovocitos.
Fuerza, apoyo y empuje, hay esperanza después del cáncer
Susana, Irene y Estrella dedican unas palabras a las
mujeres que, como ellas, atraviesan uno de los momentos más difíciles de sus
vidas: su lucha contra el cáncer de mama:
“Sé fuerte, lucha, no estás sola. Sigue adelante porque
tienes muchas posibilidades”.
“Nunca pierdas la sonrisa ni pienses que no lo vas a
superar. No dejes de luchar, la vida te espera. Esto solo es un paréntesis y no
debes renunciar a ningún plan futuro”.
“Hoy llóralo. Pero a partir de mañana normalízalo y hacia
adelante. Es un año malo, pero se sale”.
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