Sin lugar a dudas el fin de año más caro de la historia fue
el de 1999 ya que no solo suponía cambiar de año sino también de milenio, y en
una sociedad donde los ordenadores lo dominan todo, y estos no habían sido
preparados para dicho cambio podía resultar fatal. Se temía que cuando los
ordenadores hubiesen de dejar atrás el año 99 volviesen al 00 (es decir, a
empezar de nuevo) en vez de pasar al 100 y por ello hubieron de ajustarse todos
los sistemas informáticos sin poder estar seguros de que aquello fuese a
funcionar, porque de no ser así, se produciría un caos.
Todas las compañías hubieron de afrontar un enorme gasto
para reajustar sus programas. Por ejemplo, en el caso del laboratorio farmacéutico
AstraZéneca, este coste ascendió a 166 millones de dólares y para que todos en
la compañía estuviesen coordinados e informados permanentemente de cuanto se
iba haciendo y colaborasen en la medida de sus posibilidades, se habilitó en su
Intranet el denominado “Millenium Communication Center”.
Tanto en este caso todo acabó felizmente, e incluso en el
caso de mi laboratorio en España, realicé este anuncio que publiqué en el
último número del año de diversos medios de comunicación médica y farmacéutica.
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