El ensayo clínico constituye la forma más adecuada de
investigar nuevos tratamientos para prevenir, aliviar o curar enfermedades. No
obstante, tradicionalmente, el ensayo clínico se ha asociado al estudio
multicéntrico realizado por especialistas en hospitales. Sin embargo cada vez se
van realizando más ensayos clínicos de Fase III en Atención Primaria, lo cual
es un hecho con numerosos aspectos positivos. Quizás el único aspecto negativo
puede ser que muchos médicos de Atención Primaria no están muy familiarizados
con la investigación clínica, con la metodología que necesariamente debe
aplicarse, así como con algunos aspectos burocráticos y éticos que igualmente
deben tenerse en consideración.
Según el que fuera director general de Salud de Navarra,
Juan Ramón Rábado, “nos encontramos ante un hecho necesario, desde el punto de
vista asistencial, ya que el proceso de investigación de un fármaco no concluye
con su puesta en el mercado, sino que debe someterse a un estrecho seguimiento,
a fin de valorar su efectividad, tanto desde el punto de vista clínico como
farmacológico, y esto es algo que compete casi en exclusiva a los médicos de
primaria”. En definitiva, “la implicación de los médicos de primaria en algunos
ensayos clínicos contribuye a mejorar la calidad de la asistencia”.
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