lunes, 6 de julio de 2015

Dos monjas con ateojeras

(El Inefable) Las anteojeras son esos antiguos artilugios se que ponían  las caballerías para que –una vez uncidas al carro- tiraran siempre hacia delante sin distraerse con cuanto pudiera pasar a su alrededor. Algo similar (aunque en sentido figurado) tienen dos monjas que se han convertido en estrellas mediáticas, Lucía Caram y Teresa Forcades.

A la primera, nombrada “catalana del año” y eso que ella es argentina, no le duelen prendas al atacar la corrupción... pero sólo la de algunos. Ella ve la viga en el ojo ajeno pero no ve la viga en el ojo propio, es decir, ataca sin piedad (virtud que debe acompañar a todo cristiano) a los corruptos, pero no a todos; de los de su partido político preferido no dice ni pío, y eso que las corruptelas en CiU han sido descomunales.

De la otra, licenciada en Medicina, se han hecho famosos sus ataques a la industria farmacéutica sin reconocer ninguno de sus logros. Por supuesto que dicha industria tiene mucho que criticar, pero... ¿es que no ha hecho nada bueno? Pues para ella, ni las vacunas, que critica sin reparo y de forma generalizada.

En lo que ambas coinciden es en su amor a Artur Mas, presidente de Cataluña, a quien apoyan y defienden incondicionalmente. Todos los defectos que existen en los demás seres humanos no están presentes en este político a quien, si por ellas fuera, subirían a los altares. ¿Se quitarán alguna vez las anteojeras o habrá que esperar a las elecciones del próximo 27 de septiembre en donde se verá que hay más catalanes partidarios de la unidad que de la ruptura?

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